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Pasado[]

Capitulo I: La Marioneta[]

La inocencia de días felices…

Angeline no tiene verdaderos recuerdos de sus padres… Desde que tiene memoria, todo lo que encuentra en ella son la sonrisa de su abuelo y las risas de su hermano…

Nunca se pregunto si tenía padres en realidad, todo lo que necesitaba estaba con ella. No podía pedir nada más. No tenían lujos pero podían vivir, n tenían una casa gigante pero tenían un techo que los protegía, no tenía tiempo para haraganear, debía cuidar de su hermanito, pero tenía apoyo del mismo y ayuda de su abuelo. Desde que tiene memoria, Angeline solo recuerda felicidad y amor, no necesitaba más…

Trabajaba ayudando a su abuelo, cuidaba a su hermanito y aun así, tenía tiempo para ella. Solía jugar con muñecas, hacer reír a otros niños con ellas. No tenía amigos, sus amigos eran su hermano, su abuelo y sus muñecas… y así era feliz… no podía pedir más…

Angeline estaba viendo el cielo desde el jardín de su casa, contando las nubes… Tampoco era que hubiera mucho que contar…

Angeline: ¿Mm? (Parpadea un par de veces) Tres…

¿?: ¿Tres nubes en lo que lleva del día?

La niña se fijo en el anciano que le sonreía mientras le hacía sombra al estar de pie detrás de ella.

Angeline: Jii-chan… ¿Por qué no pasan más nubes?

Anciano: Quizás están tomando la siesta…

Angeline: ¿Cómo Ryu-chan?

Anciano: (Rie un poco) Si… Como Ryu-kun… Y tú también deberías y a tomar la siesta An-chan, o no crecerás bien.

Angeline: Mmm… (Sonríe) No quiero.

Anciano: (Suspira resignado) Solo no te quedes fuera muy tarde, ¿sí?

Angeline: ¡Jii-chan, jii-chan! (Se pone de pie) ¡Mira, mira! (Le muestra una especie de peluche)

El hombre mayor se fijo un tanto impresionado, y tenía que admitir, hasta asustado como su nieta le mostraba con tanto orgullo una especie de animal de felpa, pequeño y aterrador. Parecía ser la entremezcla de un gato con un conejo, pero era algo aterrador. No evito que se le resbalara una gotita mientras veía a su niña sonreír con tanto orgullo mientras presumía su… “peluche”.

Anciano: Q-Que… bonito…

Angeline: ¡Lo hice yo solita jii-chan! ¡Hare mas muñecos y títeres para todos!

Anciano: Ya… (Le resbala otra gota) De verdad me impresionas (La despeina con cariño) Ahora entra a la casa. Mañana contaras más nubes y harás más muñecos.

Angeline: ¡¡Si señor!! (Corre a la casa).

… El rojo que tiñe el cielo…

El cielo azul que antes estaba despejado de nubes se había ido… Ahora había un cielo enardecido de color rojo, con nubes negras a montones…

No sabía cómo, y no sabía porque, pero un par de hombres encapuchados habían ido a su aldea a destruirla… No entendía nada, no lo comprendía, ¿Por qué a ellos? ¿Por qué a su aldea? ¿Por qué a su abuelo…?

Mientras mantenía a Ryūhō oculto, logro ver a dos hombres caminando por la calle. Mientras la gente gritaba y lloraba pidiendo por ayuda, huyendo, buscando un lugar donde esconderse… esos hombres seguían caminando… como si lo que pasaba fuera enteramente normal…

Ryūhō: An-nee-san…

Se fijo un momento en su hermano hasta que escucho un crujido. Una de las vigas de su ahora chamuscada casa se quebró e iba a caer sobre ellos. Coloco rápidamente a su hermano debajo de ella para protegerlo, esperando un impacto que nunca llego. Angeline abrió los ojos lentamente y se giro para ver que su anciano abuelo los protegía de la viga. Angeline actuó instintivamente y rápidamente aparto a Ryūhō lejos de la viga. Con el corazón destrozado una aun muy niña Angeline entendió como acabaría todo… Su preciado abuelo debía sacrificarse…

No hubo despedida, no hubo un último abrazo ni la despeino como solía hacer, solo sonrió… El ultimo recuerdo que Angeline posee de su pasado feliz… Es la sonrisa de su abuelo mientras su cuerpo es aplastado por la viga y su antigua casa en llamas se derrumbaba ante ella…

Huyo con Ryūhō entre los demás edificios quemados y derrumbados, procurando no encontrarse con los hombres que le habían hecho eso a su aldea. Escondió a su hermano en un ganado ya chamuscado pero levemente seguro. No veía rastros de los dos encapuchados, así que le ordeno que se quedara ahí sin hacer ruido. No podía irse así como así. Tenía que buscar algo…

Mientras corría de regreso a su ahora antigua casa, Angeline solo rogaba porque todo terminara rápido. Coger lo que necesitara e irse de ahí, a un lugar seguro para ella y Ryūhō…

No quiso mirar el lugar donde había dejado a su abuelo, era demasiado para ella. Recogió algunas cosas, algo de comida y un tesoro valioso que debía llevar con ella, o al menos lo que quedara de él. Estaba a punto de volver con su hermano hasta que se fijo en un cuchillo que había en el suelo… ¿Y si lo necesitaba? Si volvía a encontrarse con esos hombres, no haría demasiado, pero al menos los distraería para dar oportunidad de que Ryūhō estuviera fuera de peligro. Tomo el cuchillo y corrió, corrió tanto como le daban las piernas para volver con su hermano e irse de ahí…

… Cuando la marioneta sangra…

Angeline recupero el sentido. Respiraba agitadamente, veía borroso y sentía como si todo a su alrededor no estuviera… Pequeños fragmentos de recuerdos venían a su mente, empezaban a armarse. Había ido a su casa quemada a buscar algunas cosas, logro recuperar algunas cosas que necesitaría y fue corriendo con Ryūhō… pero…

¿?: ¡A-Agh..!

Se sorprendió al oír un quejido y se fijo en su entorno, estaba en un callejón. Había tomado el callejón para llegar antes pero se había tropezado con alguien, no con uno de los encapuchados, sino con un lugareño de su aldea… pero había algo diferente…

Angeline solo recordaba la mirada de desesperación y horror en el hombre. Aquel sujeto estaba en estado de shock y creía que todo era un sueño, de alguna manera, creía que si lastimaba a Angeline se despertaría de esa pesadilla… Angeline solo recordaba que ese hombre la sujetaba del cuello, y antes de que se diera cuenta… el cuchillo que tenía en sus manos se había teñido de rojo…

Se fijo de nuevo… En una de las paredes del callejón, yacía aquel hombre desesperado ahora agonizando, con múltiples apuñaladas y a punto de morir, además vio que el cuchillo teñido de sangre estaba en sus manos.

Angeline: ¿Yo… l-lo hice…?

Por alguna razón que no lograba comprender… Angeline no se sentía mal… No se sentía culpable ni asustada. No sentía tristeza o dolor. Por alguna razón que no comprendía, sentía que… No había hecho suficiente…

… Cuando la marioneta sangrante descubre su sonrisa…

Angeline: Khiji…

Una leve risita escapo de su boca mientras sonreía con la vista perdida. Era extraño y diferente, pero para nada desagradable… Angeline vio de nuevo el cuchillo y lamio la sangre de la hoja. Era extraña, tenía un sabor metálico, algo desagradable pero a la vez cómodo…

Suspiro para tranquilizarse y recapitular. ¿Qué hacía antes de eso? Debía encontrar a su hermanito y llevarlo a un lugar seguro… Guardo el cuchillo entre sus ropas y fue corriendo con Ryūhō. No menciono nada sobre aquel momento en el callejón…

… La marioneta descubre su verdadero propósito…

Habían pasado varios meses desde que la aldea fue destruida, desde que vieron a su abuelo por última vez. Angeline había cedido toda la comida que quedaba para Ryūhō pero desgraciadamente no era suficiente…

Ryūhō: An-nee-san… ¿Qué vamos a hacer…?

Angeline: Ya se me ocurrirá algo… (Le sonríe y le acaricia la cabeza) Tranquilo, ¿Si, Ryu-chan?

Ambos vagaban en una pradera solitaria. Los recursos se habían agotado y ambos llevaban días sin comer… Dentro de una pequeña cueva entre rocas decidieron pasar la noche. Angeline había encontrado bayas y Ryūhō algunas raíces comestibles, no era un banquete, pero al menos sobrevivirían un tiempo más.

Ryūhō: An-nee-san… Cuando me dejaste en el granero… ¿A dónde fuiste?

Angeline: ¿Mm? Bueno…

No quería decírselo. Tenía recuerdos más claros de lo que había pasado en ese momento. Cuando acuchillo a un hombre que iba contra ella incontables veces y cuando disfruto en hacerlo…

Angeline: Mmm… (Le sonríe) Nee-san fue por esto.

Ryūhō miro algo sorprendido aquello por lo que Angeline había regresado: El peluche mezclado entre un gato y un conejo… o al menos parte de él.

Ryūhō: ¿Una cabeza de peluche?

Angeline: Yep… Lo había hecho para ti también, para que cuando algunos de los dos se sintiera mal durmiera con el… (Mira al peluche) Había olvidado que lo traía…

Ryūhō: Pero An-nee-san, si habías vuelto por él.

Angeline: E-E-Ehh… P-P-Pues veras… ¡¡Nee-san tiene memoria de pez!!

Ryūhō: (Parpadea un par de veces) ¿Memoria de… pez?

Angeline: ¡¡Calla y come tu comida!!

Mientras las horas pasaban, Angeline se fijo en la cabeza del peluche, el último rastro de sus recuerdos felices… Fue en ese momento que lo decidió…

Angeline: (Pensando: … Me hare mas fuerte… y protegeré lo que me importa… Mis recuerdos felices…)

… Es entonces cuando la marioneta puede vivir…

Angeline: ¿Sky… Seraph…?

Mientras habían partido por más escasa comida, Angeline y Ryūhō se encuentran con una mujer. Una mujer extraña de anteojos rojos. Se presento a sí misma como Rigel, maestra del Gremio mágico Sky Seraph.

Rigel: Quiero que ustedes dos vengan a mi gremio…

Angeline: ¿Y nosotros que ganamos, vieja?

Rigel: (Vena en la frente) Voy a ignorar eso…

Ryūhō: ¡An-nee-san!

Angeline: ¿Y? ¿Qué ganamos nosotros por ir contigo…?

Rigel: Un techo y comida. Un lugar donde vivir…

Angeline: ¿Por qué nosotros…?

Rigel: Había oído rumores de un par de niños que vagaban sin rumbo fijo… Y todos necesitamos un rumbo. Además… ¿No quieres ser más fuerte…?

… La marioneta puede hacer sangrar a quienes la lastimaron…

… La marioneta ira a cortar…

... ¡Khiji...!

Capitulo II: En busca de...[]

Rigel: ¡¿Que te vas a donde?!

Y habían pasado algunos años desde que Angeline y Ryūhō habían encontrado un nuevo “hogar” por así decirle. Habían encontrado una nueva familia junto a Rigel, y habían encontrado su nuevo poder: La Magia… Sin embargo, aunque ambos eran talentosos y aprendían rápido, querían más.

Ryūhō había partido en un viaje de entrenamiento. Angeline lo había visto crecer hasta convertirse en un talentoso mago que dominaba el fuego… ¿Pero ella qué? había dominado la magia del Juego de Muñecas, y había dominado los Ojos de Figura… Pero ahora quería dominar más.

En una ocasión oyó a Rigel hablando con un anciano sobre un estilo de magia, una que casi nadie conocía, una magia muy poderosa y a la vez temida… Yatsufusa. Un estilo de magia que, según había investigado, iba perfecto con ella.

Angeline: Me voy a dominar el Yatsufusa…

Una ahora más madura Angeline de 16 años veía una mochila llena con decisión y concentración en su único ojo visible. Viajaría a recolectar lo necesario para dominar el Yatsufusa. Nadie la detendría, ni siquiera Rigel.

Angeline: Ryu-chan fue a entrenar, no sería merecedora de ser su hermana mayor si no hago lo mismo…

Rigel: ¡¿Pero la magia del Yatsufusa?! ¡¡Para empezar, ¿De dónde supiste de esa magia?!!

Angeline: (Sonríe con inocencia) Te escuche hablando con ese viejo y le saque la demás información con un pastel.

Rigel: Y tenía que ser. Ahora por juntarte con ese anciano se te metieron ideas a la cabeza…

Angeline: Ri-nee-chan…

Rigel: ¿Mm?

Angeline: (Cambia su sonrisa por una sádica) Me gusta esa magia… Así que iré a dominarla si o si…

Rigel: Mmm… (Suspira) No te detendría aunque quisiera. Solo tú sabes lo que quieres y porque lo quieres… ¿Pero por qué tanta urgencia?

Angeline: … (Mira al techo pensativa) Algo me falta…

Rigel: ¿Ah?

Angeline: Desde ese callejón…

Nunca le conto sobre el callejón a Ryūhō sobre aquel incidente, el incidente en que descubrió su amor por la sangre… Pero si se lo había confiado a Rigel.

Angeline había descubierto y aceptado que había algo que la emocionaba, que la hacía sentirse viva… Y era el correr de la sangre de otros. No se sentía particularmente orgullosa de eso, es más, era un aspecto de ella que no quería mostrar, sobre todo a Ryūhō. Pero desgraciadamente, el deseo de cortar y ser cortada le invadía en cada misión. Aunque se contenía de ello, ya que solía hacer equipo con su hermano en las misiones, cuando tenía la oportunidad de ir sola… Era realmente raro que se contuviera. Pero aun así, en medio de su estado de asesina, Angeline tenía un par de reglas de oro… Jamás matar a los niños o a los ancianos, todo lo demás puede ser cortado y sangrar.

Sin embargo, lo que más deseaba era suprimir ese deseo de sangre. Poder estar tranquila, sin necesidad de herir a otros. Creyó que al hacer equipo con su hermano esa tranquilidad y serenidad que buscaba estarían con ella, pero no, al menos no del todo. Angeline estaba más alerta que nunca, cuidándose la espalda y la de Ryūhō, aunque lograba controlarse y disfrutar de un temporal estado de calma… Ahora Ryūhō se había ido. No pensaba detenerlo, al contrario, estaba orgullosa de que su hermano buscara la auto superación y fuera por aquello que él buscaba, le daba todo su apoyo… Pero ahora estaba más ansiosa que nunca…. Cada vez, sus ansias de cortar a la gente se hacían más insoportables… Más que por dominar la Magia del Yatsufusa, lo que más ansiaba Angeline era lograr calmarse, encontrar aquello que la mantuviera cuerda… Iría por ello, costara lo que costara.

Rigel: ¿Quieres buscar aquello que te contenga…?

Tenía que admitirlo. Le daba miedo que a veces Rigel fuera tan perceptiva.

Rigel: ¿Crees que luchando contra personas fuertes lograras calmar tus ansias? Es una locura An…

Angeline: Ehh… En realidad pensaba que si iba a hacer yoga o algo así me calmaría. ¡¡Pero tu idea me gusta más!! (Sonríe emocionada) ¡¡Gracias Ri-nee-chan!!

Rigel: ¡¿Eh?! ¡¡No, espera, eso no--

Angeline: (Toma su mochila) ¡Iré por gente fuerte hasta que alguien me derrote! ¡¡Así lograre calmarme!!

Rigel: ¡¡Que te esperes te digo!!

Angeline: (La abraza) ¡Volveré pronto! ¡¡Hay mucha comida en el almacén!! (Sale corriendo)

Rigel: ¡¡Pero que te espe--(Mira que ya se fue) res… (Suspira resignada) Primero Ryūhō y ahora ella… A este paso me quedare sin Magos.

Capitulo III: El color de la sangre, el color del amor[]

Tiempo había pasado desde la partida de Angeline, y desde entonces, se había fortalecido más y más. Había recorrido un sinnúmero de cementerios buscando cadáveres que controlar. Primero algo pequeño, como animales, mas cotas, y así hasta controlar animales salvajes de un gran tamaño. Luego fue a entrenar su control en las personas, y una vez concluido esto, Angeline fue controlando cada vez mejor los cadáveres de aquellos magos que habían dejado la tierra… Pero no era suficiente…

Sabía que no estaría de su total control del Yatsufusa si no iba por algo más grande, por algo más poderoso. Había logrado el control de Magos excepcionales y poderosos, pero sus ansias de una masacre no estaban calmadas, porque ninguno había logrado vencerla a ella. Llego a la conclusión de que ningún humano o algo que se le parezca le darían aquella sensación de calma que tanto buscaba, sin mencionar la seguridad de que había logrado controlar la Magia de Yatsufusa. Tenía que encontrar algo más poderoso, lo suficiente como para calmar sus ansias y lograr un control total… ¿Pero donde hallaría algo así?

Angeline: (Suspirando) Lo pienso como si fuese lo más sencillo del mundo pero… ¿Qué es lo suficientemente poderoso que lograra calmarme y darme control total de la magia al mismo tiempo…? Y más importante, ¿En donde hallarlo…?

Su viaje la había llevado hasta la capital de Fiore, la ciudad basta de Crocus… Y tenía que admitir que sus ansias llegaban a su límite.

Angeline: (Pensando: ¡¿Desde cuándo Fiore está lleno de tanta gente cortable?!)

Los pensamientos de Angeline la invadían mientras caminaba por las alegres calles, y vaya que sentía que iba a explotar. Desde que inicio su viaje hace ya mucho tiempo, solo había asesinado a menos de 30 personas, 12 de ellas para probar el Yatsafusa, las otras por perdida de su conciencia al sentirse amenazada cuando estaba débil y sin comida, y sí, Angeline se había quedado sin recursos para seguir un viaje pleno y sin dificultades. ¿Las razones? Se había vuelto tan hábil en la cocina que quería experimentar más, y entre tantos experimentos se había quedado sin ingredientes y sin comida, y por consecuencia sin dinero.

Angeline: (Pensando: ¡¡Si no como algo voy a tener que recurrir al canibalismo!!)

Claro que Angeline podía simplemente trabajar por comida o buscar vayas y frutas como en su infancia… Pero entre el hambre y sus ansias de matar, el sentido común de Angeline se había ido lejos… muy lejos…

Angeline: (Pensando: Ojala Ryu-chan la esté pasando mejor que yo, ¡Y ojala que Ri-nee-chan se esté muriendo de hambre también porque salir de viaje fue idea suya!)

Bastante lejos…

Al final, la fatiga pudo más que las energías de la Maga así que decidió tomarse un descanso en algún lugar tranquilo. Termino sentada en una pared de un callejo solitario y oscuro. Y aunque era extraño para ella, se sentía cómoda en un lugar así…

Empezó a recordar acerca de esto. Desde niña se ocultaba en lugares oscuros y solitarios, no sabía porque, pero se sentía a gusto. Cuando jugaba al escondite con su hermanito u otros niños, ella podía permanecer oculta hasta el anochecer, cuando su abuelo salía a buscarla… Un sentimiento entre nostalgia y dolor la invadió al recordar aquello…

La inocencia de días felices. El rojo que tiñe el cielo… Cuando la marioneta sangra, cuando la marioneta sangrante descubre su sonrisa, la marioneta descubre su verdadero propósito… Es entonces cuando la marioneta puede vivir… La marioneta puede hacer sangrar a quienes la lastimaron…

Cayó en cuenta de que estaba dormida, soñando y recordando. El sonido de su vacio estomago término de despertarla de aquel viaje al pasado…

Mientras frotaba su estomago para calmarlo, Angeline recapitulo su vida luego de la destrucción de su aldea. No podía quejarse. Había sobrevivido junto a su hermano y habían encontrado un hogar. Ambos se habían hecho magos y ahora ella buscaba volverse más fuerte. Recordó las veces en que lloraba y su abuelo le decía que siempre viera el lado bueno, y todo se volvería mas colorido. El anciano tenía razón…

Angeline: (Suspira) Supongo que buscar un trabajo por comida no matara a nadie…

Y así como así, el sentido común de Angeline había regresado, hasta que…

¿?: Entonces debemos suponer que lo que llevas en esa mochila no es comida, ¿verdad?

Angeline: (Suspira y asiente) Efectivamente, son solo objetos de valor…

¿?: Oohhh… Entonces creo que encontramos a la persona indicada.

Angeline: ¿Eh? (Mira hacia arriba)

Y justo fue que Angeline había caído en lo que estaba ocurriendo. Viéndola con ojos estúpidos, arrogantes y amenazadores estaban un grupo de aparentes ladrones que la observaban mientras ella seguía sentada e “indefensa” en una de las paredes del ahora bloqueado callejón.

Ladrón 1: Este es el trato Lindura. Danos todo lo que tengas y consideraremos no hacerte daño.

Los demás ladrones se rieron para secundar el comentario del aparente líder. Angeline por su parte tenía una mirada cansada, aburrida y distante, aunque debía admitir que aquello podría entretenerla un ratito.

Ladrón 1: ¿Bien? ¿Qué esperas para darnos la mochila?

Angeline: Me temo que no puedo darle estos tesoros a un imbécil de poco cerebro como tú.

Ladrón 1: (Vena en la frente) ¡¿Qué dijo?!

Ladrón 2: ¡¡Oye niña, no puedes decir esas cosas del jefe!!

Angeline: Es verdad, me disculpo. Seguramente ni siquiera hay un cerebro ahí adentro, ¿en qué pensaba?

Ladrón 3: Creo que esta chica quiere morir jefe…

Ladrón 1: (Sonrisa forzada) Quiero ser amable contigo Lindura, dame la mochila y prometo no hacerte mucho daño…

Angeline: Que curioso… yo no quiero ser amable contigo.

Antes de que el “Jefe” pudiera reaccionar, Angeline ya le había encestado una patada en la mandíbula, y antes de que los otros dos ladrones pudieran atacar, Angeline había pateado las piernas de los tres ladrones haciendo que cayeran al suelo. Los otros ladrones que bloqueaban la salida del callejón no se molestaron en disimular lo sorprendidos que estaban.

Angeline: (Toma su mochila) Chicos, podemos hacer esto por las buenas o por las malas. Personalmente prefiero las malas.

Ladrón 1: ¡Maldita..! ¡¡Acaben con ella!!

Angeline: (Sonríe desafiante) Por las malas entonces…

Mientras los ladrones se abalanzaban todos contra Angeline, esta parecía un tanto divertida. Hacía tiempo que no le daba una paliza a alguien. Y aunque estos tipejos no fueran más que basura, al menos esto la distraería del hambre que tenía.

Uno a uno fueron cayendo por los golpes y patadas de Angeline, y aunque no tenia intensiones de matarlos, algo en el interior de la maga le pedía por mas, le rogaba y le imploraba que pintara las paredes de ese callejón de color rojo.

Ladrón 2: (En el suelo sosteniéndose el estomago) ¡C-Cgh..! ¡M-Maldita…!

Angeline: ¿Qué pasa? ¿No iban a robarme todo lo que tenían?

La mirada y la sonrisa de Angeline se tornaron más sádicas.

Angeline: (Pensando: Contrólate, contrólate…)

Se decía a si misma pero perdió la poca cordura que le quedaba cuando vio a un ladrón escupir sangre. Le había partido el labio en una de sus patadas.

Más y más ladrones aparecieron, pero la sonrisa de Angeline se ancho más.

Angeline: … Khiji…

Luego de aquella risita ahogada característica de ella. Ninguno de los ladrones logro asimilar que aquella aparente inofensiva chica había sacado un cuchillo de sus ropas y empezó a dar cuchilladas a cada uno que se le acercara. No los mataba, pero sí que salpicaba sangre.

Angeline se estaba divirtiendo. Desde esa vez en su aldea, había conservado aquel cuchillo como arma, y lo había usado ya varias veces para reclamar los cadáveres que recolectaba. No pensaba en matar a ninguno, aun había algo dentro de ella que le decía que se controlara, sin embargo, estaba tan hipnotizada por esas gotitas rojas que salpicaban por doquier. Aun eran muy pocas y ella quería mas.

Uso la magia del juego de muñecas para asegurarse de que ninguno se fuera y acabara la diversión. Entre cortadas y salpicadas, la sonrisa y mirada de Angeline se volvieron más dementes y placenteras. Estaba a punto de asesinar al primer ladrón que había caído frente a ella hasta que…

Angeline: ¿Mm? (Mira una cadena de luz en su brazo)

En menos de un segundo, los ojos de Angeline recuperaron su brillo de mínima cordura y sentido común. Se había puesto alerta para ver una cadena luminosa sujetándole el brazo e impidiéndole dar el corte de gracia… Y si algo la enojaba era que la interrumpieran cuando estaba a punto de dar el corte final.

Angeline: (Frunce el seño) ¡¿Qué es esto?!

No hacía falta ser muy inteligente para saber que estaba pasando. Un mago, y uno decente, se habían puesto en su camino y la había interrumpido. Angeline siguió las cadenas hasta una azotea cercana, a la mano de una persona. Un hombre seguramente, pero la luz del sol le impedía verlo bien.

Angeline: ¿Y tu quien eres?

Chico: Bonsoir, Mademoiselle (Hace una reverencia) Por favor, disculpe mi intromisión... pero he venido aquí a detenerla...

Angeline: (Pensando con el seño fruncido: ¡¿Y a este idiota quien lo invito?!)

Sin embargo. Angeline agradecía un poco la intervención de aquel desconocido. Se suponía que había salido de viaje para controlar sus deseos asesinos, y justo ahí, en ese callejón, estaba perdiendo su autocontrol… No mataría al extraño como forma de agradecimiento.

Angeline: Jhm… ¿Te apiadas de estas basuras?

Aunque tampoco quería parecer débil al irse así como así. Una actuación ruda y luego cada quien por su lado, sí, eso funcionaria.

Vio como el desconocido saltaba de la azotea hasta quedar frente a frente de ella, aun con metros de distancia y sin soltar las cadenas. Fue que Angeline detallo a entrometido. Era un joven, alto, de cabello negro y…

Chico: Me parece incorrecto masacrarlos hasta morir…

Angeline: …

Chico: Se que está mal que hayan querido robarla pero…

Angeline: …

Chico: ¿Me está oyendo? (Da un paso hacia ella)

Angeline: (Retrocede un paso)

Chico: ¿Eh?

Angeline: …

Chico: ¿S-Sucede algo?

Angeline: (Pensando: Sí… ¡¡ERES INJUSTAMENTE LINDO!!)

Y por increíble que pareciera, Angeline estaba sonrojada y agradecía que su cabello largo no dejara que se notara. La razón, el chico desconocido era condenadamente apuesto.

No es como si Angeline no se hubiera encontrado con otros chicos antes, es decir, estaba su hermano y a otros varios que mato, pero este era el primero que le plantaba la cara de forma tan seria, culta, elegante, cautivadora.

Angeline: (Pensando: ¡¡YA DEJA ESO!!)

Se fijo mejor en el chico sin levantar mucho la cara. No quería que le viera su sonrojo o su parche.

Como ya estaba claro, el chico era alto, parecía estar en forma. Su cabello era negro y algo largo. Pero lo más cautivante era… que él desprendía una calma y serenidad con cada exhalación que provocaba.

La respiración de ese chico era pausada, tranquila, como si ignorara totalmente el hecho de que estaba frente a una asesina desquiciada; o simplemente no le prestara atención. Esos ojos lilas la miraban con tanta serenidad, que sus ganas de ver sangre se hacían cada vez más pequeñas. Estaba parado frente a ella sosteniendo las cadenas con total seguridad, seguro de que la detendría si ella se salía de control. No sabía si ofenderse o alegrarse por eso, no le gustaba que la subestimaran pero a la vez… Estaba totalmente tranquila y emocionada a la vez.

Angeline: (Pensando: ¿E-Esto es lo que se llama “enamoramiento”?)

Había leído sobre como las adolescentes sentían una extrema atracción hacia el sexo opuesto. El corazón se aceleraba, las mejillas se sonrojaban y sus emociones se alteraban. Y todo lo anterior lo tenía ella en ese momento.

Angeline: (Pensando: Para colmo solo está ahí viéndome…)

Angeline solo podía intentar ver a otro lado mientras se sonrojaba más. Pero el chico se quedaba ahí, viéndola, esperando su siguiente movimiento. Eso solo la ponía más nerviosa, hasta el punto de jugar nerviosamente con su cuchillo.

Chico: ¿No piensa hacer ningún movimiento..?

Angeline: M-Mmm… (Pensando: ¡¡Para colmo su voz es muy linda!!) Y-Ya no tiene sentido.. S-Supongo…

Se sorprendió un poco al ver que soltaba las cadenas. Quizás el desconocido pensaba que se había rendido.

Angeline: (Tose y se cruza de brazos) N-No es divertido si… S-Si interrumpen…

Chico: ¿Eso le parece divertido…?

Y ahí estaba. Esa misma pregunta ya se la habían hecho antes. Cuando se unió a Sky Seraph, Rigel le había hecho esa misma pregunta con un tono desaprobatorio, y su hermano con un tono hasta horrorizado. Sí. Le parecía divertido. Ver la sangre brotar de las heridas, suyas o ajenas, le parecía algo verdaderamente divertido y no podía controlarlo. No quería pero era así, ella disfrutaba de ver la sangre correr…

Angeline: (Baja la mirada avergonzada) S-Supongo que si…

Odiaba admitirlo y odiaba que le gustara. Pero como ya se lo había repetido tantas veces, no podía evitarlo… solo intentar controlarlo.

Escucho pasos acercándose a ella, era el chico desconocido y apuesto que se acercaba. Su instinto le decía que se alejara, que iba a atacarla y que debía alejarse para defenderse, sin embargo no se movió. Algo en su interior también le decía que se quedara donde estaba, que todo saldría bien. Angeline fijaba la vista a una esquina del callejón intentando ocultar su nerviosismo y sonrojo. Sin embargo el contacto de una mano fuerte pero calmada en su hombro la obligó a ver de dónde venía, sin embargo casi al instante volvió a bajar la cabeza.

Chico: (Le sonríe un poco) La sangre no es divertida. El luchar por ella tampoco lo es... solo causa sufrimiento y dolor innecesario, aun si hay personas que merezcan sufrir por sus culpas... ¿Todos somos seres vivos, no? Yo no podría soportar ver a mis seres queridos pasar por eso, ¿a usted si...?

Angeline bajo mas la cabeza después de oírlo.

Angeline: M-Mmm…

No es como si ya no hubiera pensado en esas cosas en el pasado. Lo último que quería era ver la sangre de su hermano, de Rigel, tampoco quería ver la sangre de su abuelo fallecido… Pero aun así disfrutaba cortando y pintar de rojo su alrededor, y se odiaba a si misma por ello.

Angeline: N-No es… c-como si yo quisiera…

Realmente no sabía porque le decía eso, es decir, el no la conocía en absoluto, ¿Por qué hablarle de sus cosas?

Chico: (Parpadea un par de veces) ¿Eh?

Angeline: N-No imp--… (Cierra los ojos con fuerza) ¡N-No te incumbe!

Rápidamente se soltó del agarre de aquel chico y se aparto. Ubico su mochila y guardo su cuchillo en ella, para rápidamente saltar de edificio a edificio hasta alejarse de ese callejón y de aquel chico. Creyó haberlo oído decir algo, quizás le pedía que se detuviera pero no le hizo caso. No quería lastimar a nadie. Quería ser fuerte para proteger. No para herir, pero su deseo de sangre se hacía más fuerte que ella… tenía que encontrar aquello que la calmara, y rápidamente.

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