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ARTÍCULO EN CONSTRUCCIÓN

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The Legend of Pandora es el tercer arco argumental de la saga Dragon Chronicles.

Un gremio independiente llamado Panta Dôra aparece anunciando que una nueva amenaza ha surgido, la Caja de Pandora está abierta y se encuentra en el Continente Oscuro. Oliver se unirá a ellos en su temeraria travesía en busca de la maligna caja, con el fin de descubrir el significado de las últimas palabras de su padre.

Sinopsis[]

Capítulo 16: Panta Dôra[]

De regreso en Nekyia, en aquella cueva que funcionaba como base de operaciones del equipo Amatsuga, Oliver ejercitaba su cuerpo ágilmente con varias flexiones de brazos. —¡Te dije que no fuerces tu cuerpo hasta que no haya sanado por completo!— Exclamaba Shelley, en vano puesto que el peliblanco hacía caso omiso a sus palabras.

La rutina de ejercicios de Oliver se vio interrumpida con la aparición de Lestion. —Ha regresado.— Comunicó el hombre. Oliver se reincorporó y buscó algo con que vestirse, mientras que Shelley siguió a Lestion hasta la entrada de la cueva. Allí se encontraron con la mujer de cabello verde, recien llegada, quien sacudía su capa para quitarle la tierra de encima.

¡Skade!— Dijo Shelley al verla, para luego acercarse a saludarla. La maga procedió a sentarse sobre una roca, y procedió sacar su cantimplora y beber las últimas gotas de agua que contenía. —Veo que han remodelado por aquí.— Comentó con sarcasmo, ante la seria mirada de Lestion. —Así que notaste que movimos algunas rocas de lugar.— Contestó un recién aparecido peliblanco, con una respuesta aún más irónica.

He oído que te has convertido en héroe.— Se dirigió directamente a él, para luego esbozar una sonrisa.

Es una larga historia.— Respondió para desvíar el tema. —Ahora, el reporte.

Oh vamos, dame un respiro.— Exclamó la maga con tono de disgusto, para luego poner una expresión más seria. —He contactado con ellos y han aceptado tu petición.


Días después, tres miembros del equipo Amatsuga caminaban por los muelles de Hargeon. Ocultándo sus rostros del público, portaban capas con capuchas. Oliver, quien iba unos pocos pasos adelantado en su caminata, llevaba un pequeño trozo de papel en su mano el cual llevaba algo escrito en él. En un momento se detuvo, y al igual que él lo hicieron sus dos acompañantes. Observó a su alrededor y dirigió su mirada a un gigantesco barco.

Nunca antes había visto un barco tan grande.— Expresó Shelley, sorprendida por las dimensiones de la embarcación. Por su parte, Oliver no hizo más que quejarse por lo bajo. —Odio los barcos...

En ese instante notaron como un grupo de hombres acercaba una carga hacia el barco, dirigidos por una atractiva mujer de cabellos rubios. —¿Acaso esa chica tiene... alas?— Preguntó Skade. A su vez, también notaron como un felino, erguido en dos patas, cargaba una enorme caja de madera.

Interrumpiendo el asombro de los magos, frente a ellos apareció un hombre de cabello largo. —¿Qué tal? Tu debes ser Oliver Raisho.— Expresó cordialmente el hombre, para luego presentarse. —Mi nombre es Jonathan Crawford.

La amabilidad de Jonathan duró unos pocos segundos, ya que luego de presentarse su mirada se tornó mucho más seria. —Tengo entendido que su grupo consta de cuatro miembros, pero ustedes son sólo tres. Debo de suponer que aquel hombre que vigila desde la distancia es su compañero.— Tanto Skade como Shelley quedaron sorprendidas ante las palabras del hombre. En cambio Oliver no mostró signos de alteración alguna y sólo se limitó a alzar su mano, señal que captó Lestion, quien en cuestión de segundos se acercó a ellos.

Jonathan volteó y comenzó a caminar en dirección al enorme navío. Ellos lo siguieron e ingresaron en él. Ya en lo que parecía ser un cuarto de ocio, el hombre Crawford los invitó a sentarse en unos lujosos sillones de tapizado rojo. —¿Un poco de cerveza?— Ofreció tras sacar una botella de entre los pliegues de su ropa. Skade fue la única que aceptó, mientras que el resto se negó.

En ese instante hizo su aparición la mujer de cabellos rubios, quien con completa naturalidad ingresó al cuarto y se lanzó sobre los sillones. Shelley se mostró fascinada al observar la exótica apariencia de la chica ave. —Que tal. Mi nombre es Iris y soy la navegante del gremio.— Se presentó alegremente.

¿Eres una Harpía?— Preguntó con timidez Shelley. —Claro, ¿que más podría ser?— Respondió mientras extendía una de sus alas.

Acto seguido, aparece aquel felino de pelaje oscuro, que debido a su gran tamaño atrajo la miradas de todos. —Él es Shigekuni, es nuestro médico a bordo.— La harpía presentó a su compañero, quien la observó con su mirada de pocos amigos. Shelley se mostró fascinada de ver a un felino erguido en dos patas, a lo que tímidamente le preguntó. —¿Eres un Nekomata?— La inocente pregunta causó risas entre Iris y Jonathan. Shigekuni mostró una expresión de disgusto y procedió a explicar. —Soy un Animago.— Dijo sin mediar más palabras.

Luego de unos breves momentos de comodidad, una extraña sensación se hizo notoria en Oliver, quien no pudo evitar su sorpresa al sentir aquello. Lestion observó al peliblanco con intriga, preguntándose que era lo que sucedía. —Parece que ya ha llegado.— Comentó Jonathan mientras se ponía de pié, para luego dirigirse hacia la puerta y salir. La harpía y el animago lo siguieron, y por consecuente el equipo Amatsuga.

Allí en la proa, de aspecto misterioso, yacía parado un hombre de cabello azul, aquel mago que Oliver ansiaba conocer, y mientras se presentó el resto del gremio procedió a prepararse. —¡Es hora de navegar!— Gritó con ánimos Iris, quien se posicionó cerca del timón. A su vez, de un ágil salto Shigekuni llegó al mástil, donde desplegó las velas.

—Soy Dis Pater. Sean bienvenidos a Panta Dôra.—

Capítulo 17: Tristán, el Continente Oscuro[]

Ya hechas las presentaciones comenzaron a navegar, adentrándose en aguas más profundas. Fue entonces donde notaron el extraño comportamiento del peliblanco, quien se mostraba decaído y con una expresión realmente mala. —Oye, ¿te sientes bien?— Preguntó Jonathan, al ver el estado en el que se encontraba Oliver.

No hubo respuesta por parte del peliblanco, por lo que Shelley, quien se encontraba a su lado, respondió por él. —Es algo común en los Dragon Slayers cuando utilizan medios de transporte.— El rostro de Jonathan expresó lo extrañado que estaba frente a la situación. Acto seguido se limitó a llamar a su compañero y experto en medicina. Shigekuni se acercó con lo que parecía ser una taza de té y se la entregó a Oliver. —Esto debería detener las nauseas.— Explicó el animago.

Las hierbas con las que hizo el té lograron aminorar las nauseas del Dragon Slayer, que a pesar de mostrar disgusto por el sabor terminó bebiéndose todo el té. Shelley se mostró sorprendida por el rápido efecto, debido a que desde hacia ya bastante tiempo buscaba una forma de suprimir los mareos de Oliver, pero hasta el momento no había encontrado forma.

Habiendo pasado ya cerca de tres semanas, con el paso de los días ambos grupos mantuvieron una relación mejor. Shelley se hizo amiga de Iris, con quien compartía momentos de ocio, y se volvió cercana a Shigekuni a quien veía como un superior en el ámbito de la medicina, más aún cuando el animago compartió algunos de sus libros con ella. Por otra parte, Jonathan compartía amenos momentos con Skade y Lestion, quienes lo acompañaban bebiendo su cerveza negra.

Entre noches, Oliver era atormentado por pesadillas. Lestion lo había notado por el hecho de compartir cuarto con él, pero no se ha atrevido a decir ni una palabra. En cambio, advirtió a Skade de lo sucedido. Shigekuni, pese a estar compartiendo uno de sus libros con Shelley, no pudo evitar oír los susurros de los magos.

Tras otras dos semanas, Dis Pater y Oliver ya habían hablado. Una simple charla entre líderes donde Dis Pater planificaba la función de cada mago, intentando incluir al Equipo Amatsuga en su estrategia de desembarco. Es entonces cuando comienzan los peligros de la travesía. Los vientos aumentan y las olas sacuden cada vez más la embarcación.

Jonathan y Shigekuni intentan mantener las velas a la vez que Iris controlaba el timón. —¿Qué significa esto?— Preguntó Skade respecto al cambio climático.

Significa que estamos cerca.— Contestó seriamente el peliazul, mientras se limitaba a observar a sus compañeros trabajar.

Skade se había sumado a la ayuda, tirando de una soga que sostenía las velas del mástil. En ese momento, de las turbulentas aguas surgió una enorme criatura con apariencia de serpiente marina. —¡¿Qué es eso?!— Exclamó Shelley, asustada. Lestion se precipitó a sacar su arma y apuntar a la criatura, pero Dis Pater se paró frente a él. —No lo hagas, sólo harás que se moleste más.— Expresó con completa tranquilidad.

Iris soltó el timón y se dispuso a atacar a la criatura. Luego de pararse firmemente lanzó su hechizo, generando un rayo en dirección a la enorme serpiente e impactando, aunque sin resultados favorables puesto que la criatura apenas se inmutó. Acto seguido, la embarcación comenzaba a perder su curso debido a las olas, por lo que Dis Pater, de un segundo a otro, se movió cerca del timón y lo sostuvo, controlando el curso de navegación. Lestion se mostró sorprendido ante la increíble velocidad del peliazul.

La criatura abrió su boca, en señal de un próximo ataque, a lo que Iris se preparó para intentar una nueva ofensiva. En ese instante, un poderoso rayo impactó directamente en la serpiente, recibiendo la descarga eléctrica que la dejó fuera de combate, cayendo entre las olas. Todos voltearon y observaron a Oliver con su brazo extendido, y de alguna forma se sintieron aliviados.

Mientras que Dis Pater regañaba a Iris por su imprudente accionar, Oliver volvió a su recámara a descansar. Allí se recostó y posó su brazo sobre su frente, para luego cerrar sus ojos, relajándose y perdiéndose en la nada misma.

—Encuentra a Miyo. Encuentrala... en el Continente Oscuro.—

Despertó bruscamente. De nuevo aquellas palabras de su padre no lo dejaban dormir. Escuchó que alguien se acercaba al oír pasos, uno tras otro con rapidez. La puerta se abrió y allí estaba Shelley. —¡Oliver, ven!— Lo llamó con emoción.

Sin más alternativas se levantó y la siguió. Ya fuera, los demás lo recibieron con sus miradas, para luego coincidir al observar en una sola dirección. Él también observó y pudo ver como a la distancia se divisaba una gran isla, pero el aura oscura que la rodeaba era demasiado espesa.

Prepárense para desembarcar.— Alzó su voz Dis Pater.

¿Iremos a aquella isla?— Preguntó Shelley, algo atemorizada por la terrorífica vista.

No es una isla.— Explicó Jonathan. —Es a lo que se lo conoce como el Continente Oscuro, Tristán.

Capítulo 18: El Mago Olvidado[]

En cuestión de horas, prácticamente ya estaban en la costa. Jonathan fue el primero en estar preparado, mientras esperaba a que sus compañeros terminaran sus preparativos decidió poner al tanto al Equipo Amatsuga respecto al Continente Oscuro. —¿Saben? Alguna vez este lugar fue habitable y la luz del sol llegaba a lo más profundo de sus tierras.— Comentó, mientras observaba el oscuro paisaje.

Shelley, sin comprender aún, consultó sus dudas. —¿Qué clase de poder maligno causa algo como esto?— Jonathan la observó y sonrió. —En mi experiencia como historiador jamás había oído nada como tal, se le conoce como Caja de Pandora y se cree que de ella surgen las tinieblas que atormentan este continente.

Incapaces de comprender la magnitud de las palabras de Jonathan, el Equipo Amatsuga se mostraba curioso por saber más, a excepción de Oliver, que se pasó todo el tiempo observando los espesos bosques que eran visibles a la distancia. Por unos segundos el Crawford mantuvo silencio, observando la poca atención que prestaba el peliblanco. Percatándose de esto, Oliver decidió hablar.

Supongo que es momento de revelar mi objetivo aquí.— Comentó en voz alta, atrayendo la atención de Iris y Shigekuni. A su vez Jonathan rió, denotando su interés por la perspicacia del Dragon Slayer. —He estado esperando por mucho tiempo esta oportunidad. Ciertamente no tengo interés en influir en su misión, mi objetivo es diferente. Estoy aquí para buscar a alguien.— Declaró, dejando a todos boquiabiertos.

En ese lapso, Dis Pater hizo su aparición. —Eres consciente de los riesgos que hay y aún así te encuentras completamente convencido. ¿Que tan importante es esa persona por la que decides poner en peligro a tu equipo, a mi equipo?— Consultó el peliazul.

¿Importante? Lo suficiente como para que tome esta decisión sabiendo que las posibilidades son casi cero.— Respondió con firmeza.

Admirable. Pero sabrás que no voy a arriesgar a mi equipo en vano.— Priorizando la seguridad de su gremio, Dis Pater no accedía a la cooperación.

Skade, molesta, decidió intervenir. —¿En que estabas pensando al meternos en esto?— El cuestionamiento de la maga era lógico, y sabiendo que estaba en su derecho de reclamar Oliver simplemente decidió dejarla hablar. Por su parte, Lestion intentó calmar a su compañera con un leve llamado a su nombre. Skade exhaló y con más calma procedió a preguntar. —¿Y bien, qué no nos has dicho aún?

Confiaba en que existiera la posibilidad de que mi madre aún siga con vida.— Fueron las palabras que, por algún motivo, Oliver tuvo dificultades para pronunciar. Las cuales, por supuesto, sorprendieron a todos.

¡¿Estás hablando en serio?!— Exclamó Skade, quien no supo que más decir. En cambio, Shelley, no hizo más que acongojarse por la empatía que sentía hacia su amigo y compañero. A su vez, Lestion se acercó por detrás y reposó su mano sobre el hombro del peliblanco. —Lo hubieras mencionado desde el principio...

Bueno, eso cambia radicalmente la situación.— Expresó el líder de la embarcación, Dis Pater. —¿Que te hace creer que ella podría estar aquí?— Consultó.

Mi padre.— Respondió Oliver, lo que causó una gran intriga entre sus compañeros. —No estoy al tanto de los detalles, pero en nuestro último encuentro él mencionó dicha posibilidad y nombró el tal Continente Oscuro.— Continuó hablando. —Y por esa razón comenzaste a interesarte en eso, ahora todo tiene sentido.— Agregó la maga de cabellos verdes.

Si existe la posibilidad de que haya un sobreviviente aquí es nuestro deber rescatarlo.— Aclaró el peliazul, teniendo fe en las palabras de Oliver, quien le respondió agradeciendo con un movimiento de su cabeza, acintiendo. —¡Que comience el plan de desembarco!

Dis Pater se dispuso a anunciar su plan de acción, y basándose en sus conocimientos sobre estos dividió a los magos en tres grupos. El primer equipo al frente, como grupo de exploración y movimiento, constaba de cuatro magos con capacidades ofensivas, incluyéndose, junto a Shigekuni, Oliver y Skade. Por otra parte, en la embarcación se quedaban Shelley y Jonathan, quienes llegado al caso servirían como refuerzos de apoyo. Y por último, Iris y Lestion, vigilando la costa protegerán el barco.

Ya puesta en marcha la misión, el primer grupo se adentró a la oscura y selvática arboleda cercana, mientras que los demás aguardaban en sus posiciones. Intentando no aburrirse en su inactiva tarea, Shelley decide charlar con Jonathan, preguntándole si no le molesta ser quien se quede atrás perdiéndose de la acción. Este le responde que su interés es meramente profesional y que forma parte del gremio con el fin de adquirir y recopilar toda información posible acerca de Tristán.

Mientras tanto, el primer grupo seguía su caminata en una sola dirección. Shigekuni estaba atento a su alrededor, observando toda la flora posible, buscando si alguna de esta le sería útil para recolectar. No fue entonces que Oliver, con su poca paciencia, decidió consultar sobre lo que acontecía. —Puedo recorrer la isla en cuestión de minutos y explorarla en no más de dos horas. ¿Porqué nos haces caminar?

No es conveniente que uses tu magia, atraerás su atención y mi idea es evitar cualquier contratiempo.— Explicó Dis Pater con suma calma. —¿Atención de quién?— Preguntó la maga presente. —De criaturas oscuras nacidas de la Caja de Pandora, conocidas como Pharos. No son muy fuertes pero suelen moverse en grupo.— Informó.

Continuaron caminando, por minutos, tal vez unas pocas horas, la oscuridad les hizo perder la noción del tiempo. En ese entonces, Dis Pater les contó acerca de la Caja de Pandora y lo que le había causado al continente. Con su natural sinceridad, Skade opinó en voz alta. —Me sorprende que el Consejo Mágico no interfiera.

El Consejo Mágico se apartó de esto hace casi cien años.— Comentó el peliazul con tono de disgusto. —Suena algo personal.— Comentó el Oliver, con intención de que siguiera explicando.

Hace siglos, tras una estricta selección de magos con diversas habilidades, el Consejo decidió hacer diferentes expediciones de reconocimiento aquí, yo incluso participé en una de ellas. Pero nada fue como esperaron, todas las expediciones se registraron como fallidas, nadie regresó. Sobreviví por setenta años en esta oscuridad constante, fui testigo de los horrores que surgen de la Caja de Pandora, de como ha consumido poco a poco la vida del continente.— Explicó el mago.

El Consejo no ha querido reconocer el peligro, pero he visto suficiente como para saber lo peligroso que puede ser. Han decidido ocultar todo registro de las expediciones, han deshonrado la muerte de tantos magos... e irónicamente me han llamado como el Mago Olvidado, siendo él único que no puede olvidar.— Tanto Oliver como Skade se mostraron interesados por lo que Dis Pater les narraba, pero una fuerte onda expansiva sacudió el desolado paisaje.

Capítulo 19: Pandora[]

Tras la calmada charla que mantenían los magos, una fuerte ventisca los sorprendió, y desde la dirección de donde provenía se podía sentir una presencia, terrorífica pero claramente era el poder mágico de un ser vivo. Sin pensárselo dos veces, Oliver se movió lo suficientemente rápido como para desaparecer de un instante a otro, dejando un destello detrás de él. —¡Oye!— Le gritó inútilmente el animago, con intenciones de detenerlo.

Moviéndose como un rayo iluminaba su pasar por el oscuro bioma selvático, y en cuestión de segundos recorrió la distancia de casi nueve kilómetros. Allí, donde una espesa niebla oscura dificultaba su visión, se detuvo en una abertura, notando una gran cantidad de cuerpos en el suelo. Deduciendo que se trataban de Pharos, continuó avanzando lentamente, esta vez notando que algunos árboles se encontraban, además de marchitos, quebrados.

El poder latente seguía allí, pero no podía divisar bien por la espesa niebla. Con precaución siguió avanzando, notando una silueta no muy lejos. El profundo silencio le permitía a Oliver escuchar claramente, era su respiración, se trataba de un ser vivo. Se acercó lo suficiente como para observar un cuerpo de piel pálida, casi al descubierto ya que sólo lo cubrían un trozo de tela malgastado. Se acercó un poco más y detalló que poseía cabello negro, y lo llevaba largo. ¿Una mujer?

Se acercó lo suficiente para entender que se trataba de una persona, echada en el suelo, casi temblando y respirando agitadamente. Se mantuvo en silencio por unos pocos segundos, hasta que recibió aquella fría mirada proveniente de unos ojos amarillos, lo que lo perturbó por un momento, tiempo el cual aprovechó el ser para reincorporarse. ¿Un demonio? Se preguntaba Oliver por dentro. Cruzaron miradas, pero la mujer de apariencia terrorífica mostró una expresión de alteración al observar el rostro de Oliver, lo que provocó que de un rápido movimiento con su brazo derecho empujó hacia atrás al peliblanco hasta que golpeó contra un árbol.

Oliver, tomado por sorpresa, se encontraba retenido contra el tronco de un marchito árbol, notando que un extenso brazo de energía oscura presionaba contra él. Con un brusco, aunque veloz, movimiento se zafó del agarre y se posicionó a un lado. Tras cruzar miradas, notó la intensidad del poder oscuro que la rodeaba a la vez que se dio cuenta que, por primera vez en mucho tiempo, había vuelto a sentir terror. Acto seguido, se dispuso a atacar, lanzando una potente descarga eléctrica, la cual no mostró tener efecto alguno al ser detenida.

Como respuesta, la demoníaca mujer se lanzó en un contraataque atacando con potentes golpes, Oliver por su parte, debido a su alta velocidad, podía predecir sus movimientos pero era consciente de la fuerza que ejercían los mismos. Estando tan cerca, sin preverlo Oliver pudo sentir un extraño olor, un aroma que le resultó familiar. Fue entonces que, en cuestión de milésimas de segundo, una seguidillas de recuerdos llegaron a su memoria, allí, se recordaba a sí mismo de joven junto a Doshin, su abuelo, quien le enseñaba una foto de su hija menor.

Dando un gran salto hacia atrás se alejó, dándose cuenta que sus piernas se debilitaron por un breve momento. Nuevamente Oliver intentó una ofensiva, generando pequeños rayos a su alrededor se dispuso a atacar pero fue interrumpido por un destello azul que pasó por su lado y golpeó directamente a la demonio, obligándola a retroceder. Para su fortuna se trataba de Dis Pater, quien observaba extrañado a aquel enemigo que enfrentaba. —Tenemos que irnos.— Habló el peliazul, con un claro interés en salir rápidamente de allí. Oliver se negó, pese a su endeble estado. —No puedo, no aún.

Cuando Dis Pater dirigió su atención en el peliblanco, notó que este estaba agitado y a punto de caer, reposando una rodilla en el suelo. —MIYO. TU NOMBRE ES MIYO RAISHO.— Gritó con fuerzas Oliver, lo que pareció impactar en aquella demonio al demostrar una expresión de sorpresa. —NAOTO ME ENVIÓ A BUSCARTE.— Vociferó nuevamente, esto último la alteró y tras pararse firmemente expandió una gran onda de materia oscura, liberando una docena de brazos y manos negras. —Na-o-to.— Balbuceó mientras apretaba sus dientes y los observaba con rabia.

Los dos magos se vieron en apuros cuando no tuvieron posibilidad de esquivar la ofensiva inmediata que les llegó, viéndose atrapados y retenidos por una docena de extremidades formadas por materia oscura. Claramente las palabras de Oliver habían hecho estallar a la demonio, quien se acercó lentamente a él y con una femenina pero distorsionada voz preguntó sobre aquel nombre. —¿Conoces a... Naoto?— Mientras tanto, Dis Pater intentaba zafarse pero le era imposible, ya que de alguna forma su poder mágico estaba siendo suprimido. —Él es mi padre.— Respondió con dificultad el peliblanco.

Aquellos ojos que irradiaban tanta ira, ahora alteraron su mirada a una de confusión. Titubeando, el agarre que sometía a los magos se debilitó, a lo que Dis Pater aprovechó para moverse a una velocidad sumamente alta, tomando a Oliver y retirándose del lugar. Mientras tanto, vigilando frente a la embarcación, Iris y Lestion se preguntaban que había sucedido con aquel poder mágico que habían sentido hacía pocos segundos, fue entonces cuando un veloz destello azul pasó cerca de ellos, reaccionando poco después de que este arrastrara una brisa de aire consigo. Ambos voltearon en dirección al barco y, al igual que Shelley y Jonathan, se sorprendieron al ver a un Dis Pater agitado junto al cuerpo tendido de Oliver.

¡¿Que sucedió?!— Preguntó Shelley, mientras se acercaba a socorrer al Dragon Slayer. —Se ha expuesto demasiado a las Partículas Anti-Ethernano. Jonathan, necesitamos a Shigekuni.— Habló el peliazul, a lo que Jonathan acintió con su cabeza y rápidamente comenzó con su tarea. —¿Que rayos fue eso?— Se preguntó en voz alta Lestion, luego de observar el alboroto. —Acabas de ser testigo de una magia única, Leptokinesis.— Respondió la harpía que lo acompañaba.

Utilizando su magia Super Archivo, Jonathan proyectó un mapa de lo que parecía ser el continente, o gran parte de este, en el cual tenía acceso a la posición de su compañero en tiempo real. —Se encuentra a unos cuatro kilómetros al norte, y al parecer está en camino junto a Skade.— Informó Crawford, pero su tono se elevó al notar una anomalía. —¡Se acerca algo desconocido, a gran velocidad!— Lestion se apresuró en regresar a su posición, donde tenía visión clara de la costa frente a la embarcación.

Allí, de entre unos altos arbustos que dividían la oscuridad de la selva con la costa, hizo su aparición una mujer que ante los ojos de Lestion se veía terrorífica, puesto que el aura que la rodeaba le causaba escalofríos. Desenfundando sus pistolas, Lestion apuntó hacia ella. Tras un breve momento una ráfaga de oscuridad se extendió sobre ellos, oscureciendo todo. El pistolero perdió toda reacción, sus ojos y sus oídos habían perdido sus sentidos, sólo podía sentir sus armas en sus manos. De igual forma se vieron afectados los demás, quienes confundidos se quedaron pasmados en el lugar.

Transcurridos algunos segundos, la oscuridad se desvaneció y sus sentidos volvieron en sí, solo para ver junto a ellos a aquella mujer de demacrada apariencia. Reaccionando por instinto, todos se pusieron el guardia, pero fueron ignorados puesto que la misteriosa visitante sólo observaba a Oliver, mientras este comenzaba a perder el conocimiento. Dis Pater reconoció un drástico cambio en ella, no actuaba con la hostilidad que había mostrado momentos antes. —Esperen, déjenla.— Habló al ver que tanto Jonathan como Iris estaban a punto de atacar.

¿Tu eres Miyo, no es así? ¿Qué piensas hacer?— Preguntó el peliazul a la mujer que ya no poseía una apariencia demoníaca, y la observó acercarse lentamente al cuerpo tendido de Oliver. —Yo... salvaré a mi hijo.— Fueron las palabras de Miyo, las cuales dejaron boquiabiertos a los presentes. Acto seguido ella se arrodilló junto a él, frente a Shelley que la observaba de forma desconfiada, y reposando sus manos sobre el pecho del Dragon Slayer comenzó a limpiar su cuerpo de las Partículas Anti-Ethernano.

Personajes[]

Principales[]

Secundarios[]

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