The Rising Future es el primer arco argumental perteneciente a la saga Dragon Chronicles.
Tras varios meses de investigación el Equipo Amatsuga descubre a un potencial pero desconocido enemigo el cual borra la existencia de Oliver de las mentes de quienes lo conocen. Mientras tanto, un visitante de otro tiempo llega a Phoenix Feather causando algunos problemas. El Dragón del Trueno luchará por volver a ser recordado por aquellos cercanos a él a la vez que Nozomi buscará una respuesta a todos los extraños sucesos.
Sinopsis[]
Capítulo 1: Presentación y Choque[]
En las afueras del Reino de Fiore, más precisamente sobre una de las tantas colinas de donde se puede divisar a lo lejos el reino mismo, se había acordado como punto de encuentro del Equipo Amatsuga. Oliver, Ruka y Shelley llegaban al lugar, con unos pocos minutos de retraso, llevándose una sorpresa poco grata. Skade y Lestion yacían tendidos en el suelo, ambos sobre charcos de su propia sangre. Shelley se lanzó a auxiliarlos, mientras que Ruka parecía atemorizado por la sangrienta escena.
¿Quien haría algo como esto?— Dijo Ruka, casi rompiendo en llanto.
Quien lo haya hecho usa una espada, ambos tienen heridas de cortes.— Aclaraba Shalley ante tras rápida revisión de sus compañeros.
Sea quien fuese todavía está cerca, puedo sentir su olor.— Comentó Oliver con aparente tranquilidad, aunque por dentro su sangre hervía. Antes de que se dispusiera a seguir el rastro de olor fue interrumpido con Lestion, que aparentemente continuaba consciente pese a la gran cantidad de sangre que había perdido.
O-Oliver... estabas en lo cierto.— Ante tal declaración, las sospechas de Oliver se confirmaban. Este le indicó a su compañero exceed que se dirigiera a la sede del Consejo Mágico lo más rápido que pudiese y diera aviso de la situación. Acto seguido se encaminó hacia donde su olfato le indicaba que se encontraba su objetivo.
A algunos metros de distancia, en una de las tantas praderas que rodean al reino y bajo la luz de la luna, se movía un individuo en pronta dirección a las calles de Fiore. Sin embargo, un presentimiento lo obliga a detenerse, pudiendo reaccionar a tiempo y esquivar un rayo que iba en su dirección. Al voltear, pudo divisar una silueta de un hombre de cabello blanco y una capa oscura. —Así que has venido a buscarme.— Susurró, a la vez que mostraba una gran sonrisa en su rostro.
Tarde o temprano iba a cazarte, pero apareciéndote frente a mi alteras el orden de mi lista. Está bien, tu clan caerá tarde o temprano.— Hablaba con manía el desconocido hombre.
¿Quien eres?— Preguntó con un tono de curiosidad el peliblanco.
Mi nombre es Thaddeus. Sé todo sobre ti, Oliver Raishō. Eres predecible.— Unos pocos rayos de sol alumbraban la oscura mañana, mientras el cuerpo de Oliver se veía cubierto de varias descargas eléctricas dejando en evidencia su increíble poder. A su vez, Thaddeus también hacia muestra de su poder mágico, mientras que desde su mano invoca una espada. Ambos tomaron una postura firme de combate. Thaddeus concentró todo su poder en su espada, la cual brillaba con intensidad. Oliver canalizó el suyo en su puño derecho y se lanzo a toda velocidad hacia delante, Thaddeus procedió a hacer lo mismo.
—¡Narumikazuchi!—
Una potente explosión sacudió la tierra e iluminó parcialmente el área. Shelley lo notó a la distancia, no pudiendo disimular su gesto de preocupación.
El choque levanto una gran polvareda que duró unos segundos, luego de que esta se disipara lentamente el cruento panorama dejaba visible a ambos magos con graves heridas en sus cuerpos, parados frente a frente. Oliver, con algunos rayos que se hacían visibles a su alrededor, sufrió la perdida de gran parte de su brazo izquierdo y del mismo lado mantenía una herida abierta en su torso. Thaddeus, quien recibió el impacto directo, poseía una gran herida en su pecho de la cual brotaba demasiada sangre. Este último terminó por caer de espaldas hacia atrás, no sin antes pronunciar unas palabras y levantar un brazo en dirección a Oliver, del cual surgió una pequeña chispa de luz.
Capítulo 2: Causa o Consecuencia[]
Malherido y con la mente en blanco, Oliver yacía de pié en la pradera bajo el primer resplandor de la mañana que alumbraba el rojizo césped cubierto de sangre. Bruscamente volviendo en sí Oliver reaccionó. Solo bastaron milésimas de segundo para que recordara todo lo sucedido, pero para entonces Thaddeus no estaba allí.
A paso lento volvió a la colina, allí estaba Shelley tratando las heridas del cuerpo de Skade. Con una apariencia moribunda, Oliver se acercó paulatinamente con intenciones de que ella tratara sus heridas.
¿Quien eres? ¿Acaso también fuiste atacado?— Preguntó con un tono angustiante mientras apresuraba vendaba el cuerpo de su compañera.
¿Qué? ¿Porqué me habla de esa forma?— Se preguntaba Oliver.
Shelley, necesito que trates mis heridas.— Musitó con sus ultimas fuerzas, terminando por caer inconsciente tras haber perdido demasiada sangre.
¡Woah! Así que este es el gremio de Phoenix Feather.— Expresaba un joven pelinegro, parado frente a uno de los gremios más famosos del continente, admirando el edificio del gremio. Accidentalmente algo chocó contra él, sintiendo un pequeño golpe en su pierna. Al observar notó que se trataba de un pequeño gato anaranjado quien se reincorporaba tras el golpe.
Lo siento, estaba apresurado y no te vi.— Se disculpó el pequeño felino.
¿¡Puedes hablar!?— Gritó el joven con completo asombro.
Claro, ¿porqué no podría?— Preguntó curiosamente el gato, que si bien no era la primera vez que alguien se sorprendía de verlo hablar, hacía tiempo que no ocurría eso.
Bueno, mi nombre es Bart.— Se presentó el joven muchacho, agachándose y acercando su mano con intenciones de saludar.
Tu rostro me es familiar, pero no estoy seguro.— Comentó el pequeño gato quien prosiguió por presentarse.
Mi nombre es Ruka.
Momentos más tarde, ambos entran al gremio. En su paso por el bar que se encuentra en el primer piso del mismo Ruka saluda amigablemente a varios magos que se encontraban allí. A lo que Bart no dejaba de sorprenderse de ver a un gato parlante y ahora parecía que este era miembro de un gremio.
¡Nozomi!— Dio un gran salto y cayó en brazos de la maga que se encontraba frente a él.
¿Ruka, a donde te habías metido?— Preguntó la maga.
No lo se, simplemente olvidé lo que estaba haciendo y decidí volver al gremio.— Explicó entre lloriqueo y con un tono asustadizo.
Tras eso, Nozomi notó que delante de ella se encontraba el joven muchacho pelinegro, quien la observaba de una forma extraña, nervioso y comenzando a sudar agachó su cabeza al momento en que ella le dirigió la mirada y formalmente expresó. —Es un placer conocerla.
Él es mi nuevo amigo, Bart.— procedió a presentarlo Ruka. Nozomi se había percatado de que había algo raro con él, además de su extraña forma de actuar.
Oh, bueno, mi nombre es Nozomi Takahashi y soy la maestra d-...— comenzaba a presentarse Nozomi, pero fue interrumpida por Bart quien se abalanzó sobre ella y le dio un fuerte abrazo. Medio segundo más tarde reaccionó y dio un salto hacia atrás y sumamente nervioso se disculpó por su comportamiento inapropiado, dejando anonadados a los presentes.
La situación había excedido los limites de lo extraño e inesperado, pero Nozomi estaba convencida de que había algo raro con el chico por lo que decidió invitarlo a pasar a su despacho para así poder hablar tranquilamente. Ya allí Bart nuevamente intentó disculparse, a lo que Nozomi le aclaró que no se preocupara y además de que no necesitaba ser tan formal con ella, dando un aire más de confianza entre ellos.
No quiero sonar grosera, pero parece que ocultas algo.— Habló Nozomi. Ante sus palabras Bart procedió a bajar la mirada y suspirar.
Tienes razón, pero no puedo decirte. Realmente quisiera, pero no puedo.— Nozomi intentó ser comprensiva con el joven muchacho quien parecía llevar una gran carga con él. Aún con curiosidad y dudas, continuó. —¿Que te trajo al gremio?
Estoy buscando a alguien. Su nombre es Oliver Raishō.
Ese nombre no me suena, no hay ningún Raishō en Phoenix Feather. Pero puedes intentar preguntar en Demon Claw.— Contestó de forma convencida Nozomi.
Bart se paralizó, definitivamente esa no era la respuesta que buscaba. Un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo acompañado de un gran sentimiento de culpa.
Capítulo 3: Visitante del Futuro[]
Esto es mi culpa, yo he causado esto.— Se lamentaba Bart, mientras se tomaba su cabeza con ambas manos y no dejaba de repetir lo mismo.
Nozomi, al no entender a que se refería, se acercó a él con intenciones de que se calmara, pero en el momento en que reposó su mano sobre el hombro del muchacho este despidió una fuerte onda de choque a partir de su poder mágico, enviando a volar a Nozomi contra la otra punta del despacho. En cambio, Bart cayó inconsciente al suelo mientras sufría la contracción y distensión repetida y temblorosa de varios músculos de forma brusca. Nozomi se reincorporó y rápidamente corrió a socorrerlo, y sin pensarlo dos veces lo cargó y lo llevo a la enfermería del gremio.
Allí, el extraño síntoma de Bart parecía haber cesado y se encontraba completamente dormido. Ante la falta de una respuesta, Nozomi tomó una Lacrima de comunicación y se puso en contacto con alguien quien creería que podría ayudar.
¿Nozomi, qué es lo que tiene?— Preguntaba Ruka, preocupado por su desconocido amigo.
No lo se. Es como si su propio poder mágico fuera la causa.
Treinta minutos más tarde, la puerta se abrió en señal de que había llegado aquel contacto de confianza. — Así que este es el niño del cual me comentaste.— Con un distintivo kimono negro y orejas puntiagudas, Azumi solo se enfocó en Bart quien se encontraba tendido en una cama. Era extraño ver a la Nekomata tan seria, después de todo se caracterizaba por comportarse de una forma muy diferente. —El chico retiene una inmensa cantidad de poder dentro de su cuerpo, nunca había visto algo como esto.
Azumi reposó su mano sobre el pecho de Bart, quien a pesar de no estar consciente se podía notar que respiraba con dificultad. —Su cuerpo se está viendo afectado por su propio poder mágico.— Expresó la Nekomata, quien con intenciones de seguir revisándolo procedió a retirar la camiseta. Lo siguiente que hizo fue quedarse en silencio frente a lo que atestiguó, y simplemente giró su cabeza dirigiendo su mirada hacia Nozomi. —¿Porqué no me dijiste que el chico era parte del gremio?
Nozomi, igual de sorprendida que Ruka, observaba la marca del Fénix que llevaba Bart en su pecho, marca distintiva de los miembros de Phoenix Feather.
Con el fin de evitar que más miembros del gremio se vean envueltos en el asunto, Azumi accedió a prestar su casa para que Bart se quedara allí hasta que pudieran hallar una solución.
Allí, dentro de una amplia habitación, se encontraban Azumi y Ruka junto a la cama donde se encontraba Bart durmiente, mientras que junto a la única ventana de la habitación estaba Nozomi parada de brazos cruzados, moviendo su pie a un ritmo ligero.
Repentinamente, en una esquina de la habitación, una sombra comienza a surgir del suelo, alarmando a Azumi erizando su cabello, por otra parte Ruka corre asustado y se esconde detrás de Nozomi quien al parecer era la única que no se había inquietado. La sombra se extendió y de ella surgió una silueta la cual al cabo de unos segundos tomó forma.
Gracias por venir.— Expresó Nozomi, reconociendo sin dudas a la mujer que había aparecido.
¿¡Qué!? ¿Llamaste a alguien más?— Profirió la Nekomata en señal de recelo.
Lamento no haberlo dicho antes. Ella es Freya.— Presentó Nozomi a la invitada, la cual respondió con un leve movimiento de cabeza en señal de saludo. Acto seguido se acercó a Bart y puso una mano sobre su frente, pero sin tocarlo. Indagando en su mente y en sus emociones, Freya percibió algo que llamó su atención el cual demostró con un gesto de sorpresa. Al mismo tiempo, Bart despierta y se reincorpora mientras deja salir un grito.
¿Qué sucedió? ¿Donde estoy?— Preguntó rápidamente el joven al verse en la oscura y tenebrosa habitación.
Lo siento Bart, pero esta vez seré yo quien haga las preguntas.— Respondió con firmeza y seriedad Nozomi.
Llegas al gremio con actitudes extrañas, buscando a alguien que no conozco y luego sufres un ataque a causa de tu poder mágico. ¿Que ocultas?— Interrogó Nozomi.
Ya te he dicho. Busco a Oliver, deberías conocerlo.— Vociferó el joven.
Será mejor que le digas toda la verdad, Bartholomew.— Interrumpió Freya con su tenue voz.
Pero es que... ¿Espera, cómo me llamaste?— Quedó pasmado frente a las palabras de la mujer, quien le respondió con una sonrisa. Sin más opciones, el muchacho decidió explicar su situación.
Mi nombre es Bartholomew Raishō y vengo de... muy lejos. Mi propio poder mágico presenta una anomalía que provoca que me esté consumiendo y nadie ha sabido como curarme, he venido a buscar ayuda.
¿Como es que alguien de "muy lejos" lleva la marca de mi gremio y yo no lo conozco?— Consultó con un toque de ironía Nozomi, cuyas palabras sorprendieron a Bart, quien cerró con fuerza su puño en señal de frustración.
Yo... soy de otra línea temporal, del futuro para ser más exactos. Se suponía que nadie debería saber eso puesto que estoy poniendo en riesgo el curso de la historia, pero al parecer ya lo hice, al parecer Oliver Raishō no existe aquí.— La respuesta de Bart dejó impresionadas a las magas presentes, en cambio Ruka parecía muy confundido con la situación en general. —Puedo ayudarte con tu problema, pero llevará tiempo.— Aclaró Freya, provocando una expresión de alegría en el rostro del joven Raishō.
Capítulo 4: Resolución Doble[]
La noche caía sobre la capital de Fiore. En el castillo real, la princesa se preparaba para por fin descansar tras un largo día en el cual tuvo que ocuparse de las obligaciones de su esposo que se encontraba ausente. Sus días como maga habían quedado atrás pero sus capacidades como una seguían intactas.
La calma de la noche se interrumpe cuando ella siente una presencia. Disimulando, lentamente continuó quitándose sus zapatos y esperó a aquel desafortunado que osaba interrumpir en sus aposentos. Fue entonces cuando una voz masculina llamó a su nombre.
Rápidamente volteó y observó hacia la entrada de la habitación, aquel intruso se trataba de un hombre joven de cabello blanco. No quiso demostrar señales de sorpresa, pero ciertamente se encontraba algo extrañada, sólo los miembros de su familia y amigos más cercanos la llamaban por su nombre. —¿Quien eres?
A pesar de conocerlo toda su vida sus ojos lo veían como un desconocido. —¡Te he hecho una pregunta!— Exclamó con severidad, la princesa hacía notar su rudeza. Al no haber respuesta ella se lanzó con gran velocidad sobre él y con una combinación de dos puñetazos seguidos de una patada al aire lo obligó a retroceder.
Tras esto Kyoko pudo ver que su cuerpo estaba cubierto de vendas y estas se encontraban manchadas de sangre, lo cual era señal de heridas abiertas. —¿Que pretendes al venir aquí con esas heridas?— Preguntó con más tranquilidad la princesa. Claramente no tenía intenciones de luchar una batalla donde tuviera ventaja.
Necesito de tu ayuda.— Respondió en un tono bajo, mientras respiraba agitado.
¿Y porqué debería ayudarte?— Preguntó Kyoko haciendo notoria la desconfianza.
Debes recordar... recuerda a tu hermana... Miyo.— Habló pausadamente, su respiración era cada vez más costosa.
¡No te atrevas a mencionar su nombre!— Dijo con furia. El ambiente de la habitación se volvía pesado con Kyoko estallando en rabia al oír el nombre de su hermana. Aplicando una fuerza increíble sobre sus piernas saltó hacia él, la misma cerámica del suelo se resquebrajó, y de un fuerte puñetazo lo envió a volar contra la pared que tenía detrás, destruyéndola en el proceso. Rápidamente, aunque adolorido, se recuperó del impacto e instintivamente se movió a un lado esquivando el siguiente ataque de la princesa enfurecida, que seguidamente giró y lanzo un golpe con su antebrazo, a lo que fue detenido.
Un pequeño chispazo de luz surgió desde la palma de la mano que sostenía el antebrazo de Kyoko, a lo que la soltó.
¿Oliver?— Musitaba Kyoko paralizada. La escena se interrumpe con los guardias reales llegando al lugar, alarmados por el ruido. Vistiendo armaduras y lanzas rodean a Oliver al grito de que no se moviera.
¡Alto, bajen sus armas!— Expresó la princesa con firmeza, mientras que por el contrario sus ojos casi llorosos adornaban una expresión de angustia.
Luego de tres días, las heridas de Oliver habían sanado por completo, todo gracias a la Magia de Curación Espacial de Kyoko. De igual forma sucedió con el resto del equipo Amatsuga, quienes se recuperaron de sus heridas con rapidez. A todos se les dio alojamiento en el Castillo Real hasta que se recuperasen.
Tratando de aclarar un poco las cosas, Kyoko demuestra su preocupación sobre la razón de que haya olvidado a su propio sobrino y consulta sobre aquel hombre al que Oliver enfrentó días atrás. Ambos se encuentran en una de las tantas salas del castillo conversando. Kyoko, sentada en un lujoso sillón, aprovecha y se sirve el té matutino que habitualmente bebe mientras que Oliver yace parado frente a una de las ventanas del amplio aposento, observando la tranquila mañana de los patios reales.
Ya te lo he dicho, olvídalo.— Expresaba Oliver ante la inquietud de su tía.
No puedo simplemente dejarlo pasar.— Bebió un sorbo de té para luego reposar la tasa sobre un pequeño plato de cerámica.
—No fuiste la primera y no creo que seas la última.
¿Que quieres decir?— Preguntó con curiosidad, tomando nuevamente la tasa con la intención de beber otro poco.
—Luego de lo sucedido Shelley tampoco me reconoció. Contigo sucedió sin razón aparente, en cambio ella pudo recordar quien era tras usar su magia de Control de Memoria. Aún así son dos casos aislados con un solo punto en común...
—Y el punto en común eres tú. No conozco ninguna magia capaz de hacer algo como eso. ¿Quién es él?
—Lestion ha estado investigando al respecto durante meses. Su nombre es Thaddeus, diría que es un mago oscuro pero no hay registro alguno sobre él.
—¿Y que piensas hacer?
—Solo hay una cosa que puedo hacer, acabar con él.
Por otra parte, Bart se encontraba junto a Freya día y noche en la misma oscura y desolada habitación en el hogar de Azumi, practicando su control mental y físico de su poder mágico a través de la Meditación. Nozomi y Ruka, al igual que todos los días, pasaban a visitar.
¿Que tal les ha ido hoy?— Curioseaba con amabilidad Nozomi, quien fue recibida por Bart, quien mostraba una expresión de disgusto.
Moriré, moriré de todas formas. Moriré de hambre. ¡La comida de la mujer gato es horrible!— Manifestó con vehemencia.
De un ágil salto apareció Azumi, cayendo sobre él. —¡¿Dijiste algo sobre mi comida?!— Gritó mientras tomaba al joven de sus ropas y lo sacudía de lado a lado cómicamente.
A pesar de que le cuesta concentrarse tiene una gran capacidad de aprendizaje, ha progresado bastante.— Interrumpió Freya al responder la pregunta de Nozomi.
¿Como quieres que me concentre? Nunca antes había estado a solas tanto tiempo con dos mujeres hermosas.— Agregó Bart, quien a consecuencia continuó siendo sacudido por Azumi.
Momentos más tarde el trío de magas se encontraban bebiendo té en la sala principal de la casa, aprovechando para hablar a solas ya que Bart y Ruka se habían quedado dormidos.
¿Tu que has averiguado?— Preguntó la Valquiria sin más preámbulos. Que recibió como respuesta una mirada seria de Nozomi.
—He revisado los archivos del gremio y hay información sobre ese tal Oliver Raisho, coincide con lo mencionado por Bart, pero consulté y al parecer nadie lo conoce.
—¿Entonces que harás al respecto?
No me quedaré tranquila hasta saber la verdad detrás de esto. No aceptaré haber olvidado a un miembro de mi gremio, voy a llegar al fondo de esto.— Expresó con severidad Nozomi.
Capítulo 5: El Caballero de la Destrucción y el Pequeño Dragón[]
Mientras las magas hablaban, Bart se encontraba sentado del otro lado de la puerta que conectaba a la habitación mientras escuchaba la conversación. Ruka vio a su amigo al ver una expresión de tristeza en su rostro y se acercó a él, pero este juntó sus piernas y las abrazó, mientras agachaba su cabeza. —¿Bart, que sucede?
Fui egoísta y lo arruiné todo.— Dijo tras unos segundos de silencio. Bart se sentía culpable y ese sentimiento lo deprimía. Después de tanto había encontrado una manera de controlar su poder y que este no lo consumiera, pero a cambio los sucesos tal y como los conocía se alteraron.
Decidido, se levanto y se acerco a la ventana más cercana. La abrió y se propuso a marcharse, no sin antes dedicarle una sonrisa a su pequeño amigo quien lo observaba extrañado. —Buscaré la forma de remediar las cosas.— Expresó antes de saltar hacia afuera.
Ruka, sin pensárselo dos veces, saltó tras él y, usando su magia Aera, lo siguió volando. Bart se había movido muy rápido, puesto que corriendo había llegado a Magnolia. Ruka no lo había perdido de vista hasta que por fin lo alcanzó. Al grito de su nombre el muchacho se detuvo y regañó al exceed por haberlo seguido.
—¡No es necesario que me sigas! Ahora vuelve y piensa una excusa para cuando se den cuenta que me fui.
¡No quiero, me aburriré si me quedo allí!— Contestó tras reposarse en el suelo.
Bart pensaba insistirle en que lo obedeciera pero algo lo detuvo. Un fuerte olor a pólvora llamó por completo su atención, pero era difícil identificar de donde prevenía debido a tanto movimiento que había en la ciudad comercial.
¿Oye Ruka, puedes sentir eso?— Alarmado frente a una posible amenaza, las expresiones de Bart demostraban preocupación hacia su entorno y hacia las personas que se encontraban allí. Su sobresaliente olfato lo mantenía alerta, mientras que Ruka empezaba a asustarse por la extraña forma de actuar de su compañero.
¡Todos aléjense de este lugar!— gritó con fuerza.
Los presentes lo observaron extrañados, pero ninguno dejó su ocupación. Nuevamente Bart gritó explicando que el lugar era peligroso. Incluso Ruka lo observaba pasmado. Las actitudes del joven pelinegro atrajeron la atención de cierto individuo. Para su mala fortuna fue demasiado tarde. Cuatro grandes explosiones sacudieron la ciudad de Magnolia, una de estas fue lo suficientemente cerca como para enviar a volar a Bart y a Ruka unos cuantos metros.
Completamente aturdido, Bart despierta en respuesta a los gritos de Ruka. En un intento de levantarse apenas se reincorpora y escucha una segunda voz, pero no puede distinguir con claridad sus palabras puesto que un agudo y fuerte sonido invadía su cabeza. Volteó a observar y sobre un amontonamiento de escombros divisó la silueta de un hombre.
Poco a poco sus sentidos volvían a la normalidad. Tras apreciar el caótico escenario en donde se encontraba, nuevamente dirigió su mirada en dirección al misterioso hombre, este se acercaba lentamente mientras que cada paso resonaba en un crujido de trozos de vidrio que pisaba. En una de sus manos llevaba una espada, con la cual apuntó directamente a Bart.
—Te hice una pregunta, niño. ¿Cómo es que pudiste predecir las explosiones?
No es por presumir pero... es por mi oflato de dragón. Lo se, es genial.— Expresó con soberbía Bart mientras, que con algo de esfuerzo, se levantó.
Fue entonces que centró su atención y notó que el sujeto, con su otra mano, también sostenía a Ruka de su cabeza. Podía sentir que aquel hombre era peligroso, además de que el hecho de no poder ver su rostro por el casco que llevaba lo volvía aún más misterioso.
—¿Quién eres?
Esbozando una sonrisa, algo macabra ante la vista de Bart, alzó sus brazos y vociferó. —Soy un agente del caos. Thaddeus, el caballero de la destrucción.— Se presentó con delirio de grandeza.
Aprovechando el momento, Ruka aumentó su tamaño con su habilidad de forma de combate, sorprendiendo tanto a Bart como a Thaddeus, y de un topetazo envió a volar a este último.
¡Wow, Ruka, te ves genial!— Expresó con asombro el muchacho tras verlo más de cerca.
Este lo observó y su forma de responder no fue más que con una sonrisa. Su aspecto había cambiado, midiendo cerca de dos metros y con un cuerpo prominente, su fuerza también había incrementado y estaba preparado para una batalla.
¿Sabes? Esto se me está haciendo familiar.— Comentó Ruka.
¿Algo así como un Deja Vu?— Preguntó con curiosidad, pues no era la primera vez que escuchaba un comentario de ese tipo.
El dúo se ve interrumpido por Thaddeus que aparece, atrayendo su atención. Bart, tras una pose de combate, recubrió sus manos de unas llamas violáceas y saltó directamente hacia él. Lanzando varios puñetazos hacia Thaddeus que sin mucho esfuerzo esquivó. Ruka, con intenciones de tomarlo desprevenido, embistió por un lado y lo incrustó contra unos cimientos que aún se mantenían. Instantáneamente se vio obligado a retroceder tras una fuerte patada de Thaddeus, que sin mayor esfuerzo le demostró que podía igualarlo en fuerza.
Fue entonces cuando las fuerzas militares del Consejo Mágico hicieron su aparición, al grito de que se rindieran los rodearon. Se sintieron aliviados por un momento, con la esperanza de que apresaran a Thaddeus. La sensación de alivio duró poco, en especial en el rostro de Bart, que vio como Thaddeus agachó su cabeza, esbozando una sonrisa, y dándoles la espalda se retiraba caminando.
No tengo intenciones de perder el tiempo.— Dijo Thaddeus mientras se alejaba.
No podían creerlo. Estaban dejando escapar al autor del ataque como si nada, y observando bien, ellos parecían ser el objetivo. Como si fueran una amenaza, los soldados los rodeaban y apuntaban con sus lanzas.
¿Que se supone que hacen?— Se preguntaba Ruka.
En un momento de razonamiento, Bart encontró la respuesta. Analizando la ubicación y el tiempo transcurrido, algo no coincidía. Ellos estaban en Magnolia y la sede del Consejo Mágico se encontraba en Era, se supondría que les llevaría tiempo llegar, entre diez y quince minutos, pero apenas habían pasado cinco desde el incidente. ¿Entonces como han llegado tan rápido?
Ruka, ellos no son quienes aparentan ser.— Comentó Bart, quien acto seguido recubrió sus brazos de llamaradas y giró, creando un torbellino llameante que derribó a la mayoría de los soldados.
¿Qué? Pero si se ven reales.— Opinó Ruka, mientras derribaba dos soldados que se lanzaban contra él.
En el transcurso de tres segundos, mientras Ruka se encontraba forcejeando con el resto de soldados, Bart se preparaba para lanzar un ataque más potente. Tras pararse firmemente, inhaló con fuerza para luego liberar una gran llamarada oscura en dirección a Thaddeus. Este reaccionó rápidamente, volteándo y usando su espada de forma defensiva se cubrió del potente ataque, cuyo impacto lo hizo retroceder.
Cuando la humareda se dispersó, Thaddeus mantenía su brazo alzado y aún sostenía su espada, dejando a la vista que la parte externa de su antebrazo había sufrido unas leves quemaduras. Rápidamente la identifico como Magia de Dragon Slayer, y se abalanzó a toda velocidad contra el joven, recorriendo una gran distancia en tan solo un segundo, sorprendiéndolo y levantándolo mientras lo tomaba por el cuello.
—¿Cuál es tu nombre?
Bartholomew Raishō— Respondió de forma forzosa, mientras con ambas manos intentaba zafarse del agarre.
¿Raishō? Bueno, es una lástima, pequeño dragón.— Mencionó Thaddeus, quien a continuación, de un rápido movimiento, lo apuñaló con la hoja de su espada a la altura de su estómago.
Ruka reaccionó violentamente, completamente sumido en furia se lanzó sobre Thaddeus y clavó sus garras en él, lo que lo obligó a soltar al malherido Bart. Este mostró una leve reacción al dolor pero rápidamente, utilizando su espada mágica atacó a Ruka, derribándolo instantáneamente con un potente corte en su pecho.
Se acabó.— Expresó en voz baja, preparándose para dar el golpe final con su espada. Pero algo lo detuvo, un ruidoso y radiante rayó cayó detrás de él. La onda del choque del mismo rayo lo empujó hacia delante, seguido de una sensación extraña, la sensación de que eso aún no acababa.
Capítulo 6: Fábula de una Nueva Generación[]
El silencio en el que estaba sumida Magnolia se vio interrumpido por un radiante rayo que cayó, seguido de un trueno que estremeció cada rincón de la ciudad. Un inmenso poder mágico se hizo presente, Oliver había llegado para tomar revancha. En su veloz e inesperada aparición atacó alzando sus brazos y juntando sus puños, para luego descenderlos a gran velocidad, golpeando y clavando a Thaddeus en el suelo mientras que el impacto generó la descarga de potentes rayos a su alrededor.
Bart yacía en el suelo, aunque herido, levemente se reincorporó queriendo atender a su amigo exceed, el cual se encontraba tendido cerca de él con una gran herida en su torso. Ruka había perdido su forma de combate y volvió a su tamaño habitual. El malherido muchacho se arrastró cerca del anaranjado gato que inmóvil reposaba en el suelo, intentó llamarlo por su nombre pero no había respuesta.
¡Ruka! ¡Ruka!— Los desesperados gritos del joven atrajeron la atención de Oliver. Un profundo sentimiento de ira surgió en él al ver a su viejo amigo sobre un ámplio charco de sangre. Thaddeus se levantó, pero esta vez portaba una armadura rojiza que cubria todo su cuerpo y emanaba un aura siniestro, sin pensárselo dos veces Oliver recubrió su brazo de rayos y lanzó un puñetazo el cual dio de lleno en Thaddeus, pero este lo resistió como si de un empujón se tratase. Algo sorprendido, Oliver extiende su brazo y de este lanza un rayo en dirección a Thaddeus, pero este lo desvía fácilmente de un rápido movimiento con su brazo.
Esta armadura fue forjada con magia y escamas de dragón. ¡Un dragón no puede hacerme daño!— Explicaba Thaddeus, terminando por vociferar con soberbia.
Una voz femenina interrumpió. —¿Y que hay de un Fénix?— Seguido de una gran explosión de llamas justo donde se ubicaba Thaddeus. Un breve cruce de miradas con Oliver entretiene a la maga recién llegada. Pero Thaddeus vuelve a ser el centro de atención tras generar una gran brisa de viento y dispersar el fuego que lo rodeaba.
He oído hablar de tí, Fénix.— Murmuró Thaddeus mientras observaba a Nozomi, cuya magia la rodeaba y encendía su cabello en fuego.
Nozomi desvió su mirada a un lado y observó a Bart tendido al lado del cuerpo de Ruka. —No pierdas el tiempo, ve a ayudarlos.— Aunque disgustada por el tono en que se dirigió el peliblanco hacia ella, sabía que estaba en lo cierto. Rápidamente se acercó a los heridos con intenciones de sanarlos pero Bart, entre lágrimas, le dirigió una mirada de tristeza. Mientras tanto Oliver y Thaddeus volvieron a lo suyo, intercambiando golpes brutalmente.
Thaddeus mostraba superioridad en la batalla y hacía retroceder a Oliver, quien a pesar de verse superado no se rendia. Puño tras puño, rayos disparados en toda dirección, todo era repelido por la armadura carmesí. Mientras tanto Nozomi reposaba su mano sobre el abdomen de Bart y una pequeña llama comenzaba a formarse sobre la herida del joven. Acto seguido Thaddeus extendió su brazo derecho y frente a este surgió una luz, de la cual apareció una espada. Instantáneamente se propuso a atacar con esta, canalizando su poder a través de la hoja y lanzando un corte al aire, generando una ráfaga de poder en dirección a Oliver.
Luego de que la ráfaga arrazara con todo a su paso, dejando un evidente cráter en la misma dirección, un escalofriante silencio se formó en el lugar. Tanto Nozomi como Bart se quedaron paralizados esperando ver alguna señal de que Oliver seguía ahí, entre los escombros y el polvo. Presumiendo una pronta victoria, Thaddeus soltó una carcajada, pero sabía que aún no había terminado. Rápidamente volteó y apuntó con su espada directo a Nozomi, declarando su próximo objetivo. Inmediatamente alzó su espada la cual comenzó a desprender un destello ya visto con anterioridad. En cuestión de segundos, o tal vez milésimas, Thaddeus preparó su siguiente ataque. Con Bart herido y Ruka tendido en el suelo en un estado aún peor detrás de ella, Nozomi se cuestionaba su accionar. Sus opciones eran limitadas, no podía esquivar el siguiente ataque por lo que debería intentar detener y desviar el siguiente ataque... ¿Pero cómo?
Su percepción del tiempo pareció alterarse pareciendo que corriera más despacio, lentamente veía como Thaddeus con una desesperante expresión de placer descendía su brazo y con él su espada, el cuerpo de la maga se tensionó y se preparó para lo peor. Para su sorpresa, una destellante silueta se abrió paso y se situó justo delante del atacante. Su visión se enfocó en un solo punto, la marca que llevaba en el brazo el peliblanco, y de un momento a otro su mente se inundó de recuerdos.
Un fuerte estallido, similar a un chillido producido por el choque, fue lo único que se escuchó. La espada se detuvo al impactar directo con el puño desnudo, aunque cubierto de rayos, de Oliver, quebrándose en el transcurso del choque. Varias ráfagas menores salieron disparadas en diferentes direcciones, levantando una gran polvoreda al producir potentes ráfagas de viento. Una vez más se encontraban cara a cara, esta vez Oliver presentaba algunos cambios físicos notables. su brazo derecho quedó al descubierto al rasgarse sus ropas, mostrando que su piel parecían escamas, su cabello se erizó y mantenía un aura eléctrica constante.
Atónito, Thaddeus reaccionó intentando atacar a Oliver pero una gran llamarada lo rodeó, literalmente ardiendo por completo en un radio de tres metros a su alrededor, no pudiendo acercarse. Algo confundido observaba arder al Dragón del Trueno, quien parecía no quemarse por las llamas que lo cubrían. El mismo Oliver se mostró un poco sorprendido al respecto, fue entonces cuando Nozomi se paró a su lado y las llamas poco a poco comenzaron a disolverse. La expresión de la maga se veía diferente, estaba decidida a participar en la batalla.
Frente al cambio de actitud de la maga Oliver le dirigió unas palabras. —Así que ya recordaste quien soy.— A pesar de su rostro serio, se podía sentir el tono amigable con el que se expresó.
Aún debemos hablar ciertos asuntos.— Dijo Nozomi, mientras que sus puños ardían en llamas.
Ante sus ojos lo que alguna vez conoció como un cuento se hacía realidad. Bart presenciaba la tan famosa fábula de la que tanto había oído de pequeño, pero era levemente diferente a como se lo imaginaba, una nueva generación surgió en ese momento. Oliver y Nozomi parados firmemente, cada uno cubierto de el respectivo elemento que los caracterizaba, con un aura destellante de rayos y encendida en fuego, respectivamente. Frente a Thaddeus, con su llamativa armadura de aura carmesí y su espada cuya hoja se encontraba partida. Practicamente quedó hipnotizado por lo que veía, acto seguido reaccionó observando el cuerpo de Ruka a su lado y procedió a levantarse.
Mientras tanto, Thaddeus dejó caer la destruida espada que portaba y levantó sus puños, dejando a la vista las pequeñas cuchillas prominentes de la armadura. Rápidamente saltó sobre los magos que lo enfrentaban, lanzando una seguidilla de puñetazos los cuales fueron sin dificultad.
¿Tienes algo en mente?— Consultó la maga, aprovechando el momento donde retrocedían.
Necesito que te encargues de esa armadura.— Respondió sin pensárselo demasiado el peliblanco.
De forma casi instantánea Nozomi contraatacó con un gran salto en dirección a Thaddeus, mientras que cubría los dedos de su mano derecha de fuego atacó, como si de una garra se tratase, impactando a Thaddeus y pasando de largo. El Caballero sintió el estímulo del ataque con un gran dolor, pero él también había devuelto el golpe rápidamente. Nozomi, parada detrás de él, observaba su antebrazo el cual mostraba heridas de cortes, pero rápidamente sanaron sin dejar rastro alguno. Esto sorprendió a Thaddeus al ver como el fuego curaba a la maga. Fue cuestión de tiempo hasta que se dio cuenta de que le había prestado demasiada atención a ella, un cosquilleo recorrió su espalda seguido de un fuerte impacto. Como bien supuso, se trataba del Dragón del Trueno quien lo embistió brutalmente por la espalda y lo llevaba en dirección a Nozomi. Sin nada que pueda hacer debido a la fuerte presión a la que estaba sometido por el golpe y el movimiento, solo pudo observar a Nozomi prepararse para el siguiente ataque. Flexionando sus piernas y estirando sus brazos hacia adelante con las palmas abiertas, la maga solo esperó al momento exacto en el que Thaddeus esté lo suficientemente cerca como para liberar de un segundo a otro una gran llamarada que, en conjunto con el ataque de Oliver, generó una potente explosión de fuego y rayos.
Cuando el humo comenzó a dispersarse, notaron que Thaddeus seguía de pie. Este se encontraba jadeando debido a la sofocación y la dificultad para respirar que tenía, además de algunas notorias quemaduras graves en su piel. El Caballero avanzó dos pasos pero su armadura se aflojó y posteriormente la parte que cubría su pecho y espalda se desprendió, cayendo al suelo, y lo mismo sucedió con otros fragmentos. La armadura en sí no parecía haber sufrido daño alguno, pero las uniones de esta se habían desoldado debido a la alta temperatura a la que se la sometió. —¡Esto aún no se acaba!— Luego del grito desesperado invocó una docena de espadas a su alrededor, pero su idea de seguir con la batalla se frustró cuando sintió una presencia detrás de él. Al voltear vio que se trataba de Bart, aunque portaba un mal aspecto su rostro expresaba odio y enfado.
¡Flama del Infierno del Dragón del Purgatorio!— Vociferó el muchacho, provocando que la pequeña flama oscura que tenía en sus manos se expandió generando una gran explosión. Ante la vista de Nozomi y Oliver, el cuerpo de Thaddeus apareció tendido en el suelo boca abajo dentro del gran cráter que dejó el último ataque. Por consecuente, Bart cayó de rodillas en el suelo, no solo había acabado con la batalla sino que también se descargó emocionalmente.
El resto del equipo Amatsuga ya se encontraba presente en el lugar y a la distancia observaron el final del combate, junto a ellos también se encontraba Azumi. El trío de magos, algo maltratados, se acercaron al grupo que los esperaba. Allí, al ver las orejas caídas de la nekomata el sentimiento de tristeza se hizo notorio, Shelley llevaba en sus brazos el cuerpo ya sin vida del exceed.
Interrumpiendo el momento, la mujer de cabellos verde y parche en el ojo habló. —Debemos irnos, las tropas del Consejo están en camino.— Skade estaba en lo cierto, por lo que tanto ella como Lestion y Shelley comenzaron a retirarse caminando. Oliver cruzó miradas con Nozomi y comenzó también su retirada.
Crujiendo sus dientes, Azumi observaba a Oliver con algo de frustración. —¿Porqué no dice nada cuando se despide?— Se preguntó la nekomata, y agregó. —Ya recordé porqué no me caía bien.— Lo que provocó una pequeña risa de Nozomi.
Capítulo 7: Futuro Naciente[]
El invierno se acercaba y se hacía notar con las bajas temperaturas de las mañanas en Fiore. Nozomi yacía esperando junto a un pequeño lago en los límites de Fiore, cuando una presencia interrumpió la tranquilidad de la mañana.
Llegas tarde.— Expresó con un tono de disgusto la maga.
Que tu llegues demasiado temprano no quiere decir que yo llegue tarde.— La elocuente respuesta fue ni nada más ni nada menos que de Oliver, quien se acercaba caminando.
Después de tantos años pareciera que nada ha cambiado.— Comentó con serenidad Nozomi, sin desviar la mirada del lago, lo que parecía tranquilizarla.
Tras unos segundos de silencio, Oliver habló. —Nozomi... He venido a despedirme.
Nozomi se sintió extrañada, no era habitual ese comportamiento de Oliver, más que nada porque lo conocía y sabía que Oliver acostumbraba a irse sin previo aviso.
—¿A que te refieres?
Dejaré el gremio.— A pesar de esas frías palabras, Nozomi, por muy sorprendida que parezca, de alguna forma sabía que tarde o temprano llegaría el día en que Oliver tomara esa decisión. —Ya no puedo portar esto.— Dijo con seriedad, mientras que con su mano derecha tomó parte de su capa y la levantó, dejando al descubierto su brazo izquierdo en el cual lucía el símbolo del gremio. Una clara invitación a que ella retirara la marca.
Ante la expresión de tristeza de Nozomi, Oliver tenía intenciones de explicarle lo que tenía en mente, pero por la misma razón por la que dejaba el gremio no podía decirle a ella, el simple hecho de que supiera lo mismo que él la ponía en peligro. Hizo el gesto de decir unas palabras pero en su lugar apretó sus dientes y, luego de susprirar, expresó. —Yo no pertenezco aquí.
Nozomi se acercó a él y, tras susurrar unas palabras, besó su mejilla. —Claro que si.
La maga dio un paso hacia atrás, lo miró fijamente a los ojos y frunciendo levemente su ceño habló. —¿Oliver, acaso no has pensado en el porqué Bart tuvo que viajar a este tiempo para buscarte?— Ciertamente él lo había pensado más de una vez y sabía lo que continuaba. —En el futuro... tu...— Las palabras tristes de Nozomi fueron interrumpidas por una sonrisa de confianza del Dragón.
En un gris mediodía, Oliver iba camino a su encuentro con el resto del Equipo Amatsuga, pero una presencia interrumpe su silenciosa y tranquila caminata. De entre la boscosa arboleda que rodeaba el montañoso camino surgió una pequeña silueta, y se posicionó detrás de él. Oliver giró la cabeza y dirigió su mirada por encima de su hombro.
¡Déjame ir contigo!— Exclamó el muchacho.
—No.
—Si es por lo de Ruka, yo...
—No lo es. No fue tu culpa lo que sucedió.
¡Entonces, déjame acompañarte, entréname!— Vociferó con fuerza Bart.
—¿Porqué quieres que yo te entrene?
¡Tu sangre corre por mis venas! Como humano no pude proteger a nadie, pero como dragón tal vez...— Como si el tiempo se paralizase, mientras algunas lágrimas comenzaban a brotar de los ojos de Bart lentamente, Oliver se dio cuenta de lo que realmente sucedía. Nozomi estaba equivocada, el razonamiento que implementó era erróneo, Bart había ocultado muy bien la razón por la que viajó al pasado.
En el futuro, en el tiempo del cual vienes, yo no soy quien ha muerto... es ella.— Habló lentamente Oliver, mientras que cientos de pensamientos vinieron a su mente. —Tu no quieres ser un dragón sólo por poder, quieres ser un dragón para enfrentarte de igual a igual a otro dragón.
Bart bajó la mirada, cerró su puño y lo apretó con fuerza, Oliver estaba en lo cierto. En lo alto del grisáceo cielo resonó un trueno, señal de que la tormenta comenzaba, seguido de algunas gotas que comenzaron a caer.
La razón por la que dejé el gremio es la misma por la cual no puedo permitir que vengas conmigo.— Explicó con seriedad.
¿Volveremos a vernos?— Preguntó entristecido el muchacho.
Oliver procedió a caminar, continuando su camino, mientras que la lluvia se volvía cada vez más intensa Bart lo observaba alejarse.
Personajes[]
Principales[]
- Oliver Raishō
- Nozomi Takahashi
- Bartholomew Raishō
- Thaddeus (antagonista)